jueves, enero 09, 2014

Muriendo, Viviremos

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Muriendo, Viviremos

“que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo

por James Montgomery Boice

Somos redimidos por el Señor con el propósito de consagrar nuestras vidas y todo nuestros miembros a él. -Juan Calvino

 

No me gusta la palabra paradoja usada en referencia a las enseñanzas cristianas, porque la mayoría de la gente cree que esa palabras se refieren a algo que es contradictorio así mismo o falso. El cristianismo no es falso. Pero el diccionario también define “paradoja” como una declaración que parece ser contradictoria, puede ser verdad de hecho, y en ese sentido hay muchas paradojas en el cristianismo. La más obvia es la doctrina de la Trinidad. Hablamos de un Dios, pero también decimos que Dios existe en tres personas: Dios el padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Sabemos que la doctrina de la Trinidad es verdadera porque Dios la ha revelado y debe ser verdad, pero seriamos insensatos si pretendemos poder entender o explicarlo adecuadamente.

Uno de las más grandes paradojas de la cristiandad se refiere a la vida cristiana: específicamente enseñamos que debemos morir para poder vivir. Mientras encontramos en muchos lugares en la Biblia, particularmente en el Nuevo Testamento la declaración fundamental dada por Jesús, quien dijo: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará” (Lucas 9:23-24).

Estas palabras inspiraron la muy conocido oración de San Francisco de Asís, que concluyó:

Oh Maestro Divino, grande que no se puede mas

Buscado para ser consolado y poder consolar,

Ser entendido como poderlo entender,

Para amar y para ser amado,

Para darse y que podamos recibir

En consistirnos en perdonar para que seamos perdonados,

Y consistirnos en morir para que podamos nacer a vida eterna.

Esta oración es una declaración de los principios que gobiernan la vida cristiana. Pero es también una buena expresión de lo que Pablo establece al comienzo de Romanos 12 como el primero principio de todo: auto-sacrificio. El dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Para el clima cultural en los días de Pablo, tanto para judíos y gentiles, un sacrificio era un animal que era presentado a un sacerdote para ser matado. Así que lo que Pablo esta diciendo por una metáfora sorprendente es que la vida cristiana comienza con nuestro ofrecimiento de nosotros mismos a Dios para morir, pero esto en una manera paradójica consistiendo en tal ofrecimiento de nosotros mismos que nos habilita vivir para él y para otros.

A un mas fuerte: es por el morir que nosotros somos habilitados para vivir, punto. Como dijo Jesús, tratar de vivir, si es vivir para nosotros, es realmente muerte, mientras que morir a nosotros es realmente la manera de vivir plenamente. ¿por qué llamamos a esto paradoja? Yo lo llamo “vida por muerte” o, como lo titulé este estudio “muriendo, viviremos”

Comprado con un Precio

“Vida por muerte” es están fundamental para la doctrina de la vida cristiana que debemos tener cuidado en ponerlo correctamente, y para hacer esto debemos revisar los puntos esenciales de este principio. Después de esto, debemos ir atrás y mirar en (1) la naturaleza específica de este “sacrificio”, esto es un sacrificio por nuestros cuerpos presentados a Dios como algo santo y agradable a él, y (2) el motivo específico para este sacrificio: porque debemos hacerlo.

La primera base para esta enseñanza fundamental es que si somos verdaderos cristianos, no somos de nosotros, sino que pertenecemos a Jesús. Esta es la manera en que Pablo lo pone en 1ª Corintios: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio...” (1ª Cor. 6:19-20). Una vez más, justo en el siguiente capítulo: “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres...” (1ª Cor. 7:23). Entonces, si preguntamos lo que es ese “precio”, bueno, el apóstol Pedro nos dice en la manera mas clara posible en su primera carta: “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1ª Pedro 1:18-19).

En este pasaje Pedro usa la palabra importante redención, que es un acto de “comprar” o “ser comprados de nuevo”. Este es uno de las palabras clave para describir lo que el Señor Jesucristo logró para nosotros por su muerte en la cruz.

¿Qué fue lo que Jesús hizo exactamente en la cruz? La respuesta bíblica es que el pagó el precio por nuestra redención. Desde que esta palabra se refiere a comprar algo o alguien, le imagen de un esclavo en mercado en el que nosotros que somos pecadores fuimos ofrecidos para quien quiera pagar el mas grande precio por nosotros. El mundo esta listo para hacer una oferta, particularmente si nosotros somos atractivos o en alguna manera valiosos por sus estándares. El mundo hace una oferta en su propia moneda, que es una moneda muy rebajada.

  • La oferta de la fama. La gente del mundo vende sus almas por la fama; algunas personas haría cualquier cosa para ser conocidos.
  • La oferta de la abundancia. Millones creen que haciendo dinero es la cosa más importante que cualquier persona deba hacer, para ellos el dinero puede comprar cualquier cosa.
  • La oferta el poder. Mucha gente esta loca por poder el día de hoy; están en un viaje de poder.
  • La oferta del sexo. Muchos han perdido casi todo lo el valor de la vida solo por un momento de indulgencia.

Pero dentro del vasto medio de “feria de vanidad” del mercado, Jesús vino, y el precio que pago por rescatar a los pecadores esclavos es su sangre. El se ofrece morir por ellos. Dios, quien controla esta “subasta”, así como el controla todo, dice: “¡Vendido al Señor Jesucristo por el precio de la sangre!” Como resultado somos una posesión comprada por Jesús y debemos vivir para él mas que para nosotros, como pablo y Pedro claramente indicaron.

El gran predicador y teólogo bíblico Juan Calvino dijo precisamente: “somos redimidos por el Señor para el propósito de consagrarnos y todos nuestros miembros a él”.

Necesitamos notar una cosa más antes de ir al siguiente punto. Recordemos que estamos en la aplicación de la sección de “consecuencias” de Romanos. La redención fue introducida antes en la carta, en Romanos 3 (v.24). Así que lo que encontramos aquí es un ejemplo de lo que escribí en el último estudio; esta doctrina es práctica y este material práctico debe ser doctrinal si es que es que debe ser una ayuda del todo. Estamos tratando con la materia práctica aquí, es decir, “¿Cómo pues viviremos?” Pero la primer cosa que debe ser dicha al explicar como debemos vivir es el significado y la implicación de la redención. En otras palabras, no podemos tener verdaderas vida cristianas sin el evangelio.

Muerte a nuestro pasado

La redención del pecado a través de Cristo no es la única doctrina de la vida cristiana del sacrificio de uno mismo que debe ser añadida, sin embargo, una segunda doctrina es morir a nuestro pasado al convertirnos en nuevas criaturas en Cristo, y si es que somos verdaderamente convertidos. En Romanos 6 Pablo discute mucho de lo que hará en Romanos 12, esto es porque debemos “morir al pecado” somos incapaces de “vivir aún en él mas” (v.2). Por lo tanto, en vez del ofrecimiento de los miembros de nuestros cuerpos “al pecado, como instrumentos de iniquidad”, como hacíamos, debemos ofrecernos nosotros mismos a “a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” (v.13).

Habiendo “muerto al pecado” no significa que nos volvemos irresponsables del pecado o que debemos morir a él o que estamos muriendo día a día o que hemos muerto a la culpa del pecado. Aquí el verbo “muerto” esta en aoristo, que se refiere a un cambio que ha sido hecho una vez por todas, y lo que se refiere es al cambio que viene como resultado de haber sido salvado. La frase “hemos muerto al pecado” significa el resultado de nuestra unión con Jesucristo por la obra del Espíritu Santo, venimos a ser nuevas criaturas en Cristo y que no podemos nunca ir hacia atrás para ser lo que éramos. Vamos a comenzar la vida cristiana con este conocimiento, sabiendo que no podemos ir atrás y que, si no podemos ir atrás, no hay otra dirección para nosotros que ir hacia a delante.

Déjeme revisar esta enseñanza resumiendo lo que he escrito en mi estudio de Romanos 6:11 en el segundo volumen de mis estudios detallados de este libro. Menciono que morir al pecado no significa:

1. Que es mi deber de morir al pecado.

2. Que se me ordena morir al pecado.

3. Que debo considerar el pecado como una fuerza muerta dentro de mí.

4. Que el pecado dentro de mí ha sido erradicado.

5. Que estoy muerto al pecado siempre y cuando gane dominio sobre el.

6. Que considerándome muerto al pecado me hace insensible a él.

Lo que Pablo esta diciendo es que estamos listos a morir al pecado en el sentido de que no podemos exitosamente regresar a nuestra vida antigua. Por tanto, siendo esto verdad, debemos tomar la tarea de vivir para el Señor Jesucristo como cristianos. En otras palabras, necesitamos olvidarnos de en lugar de estar pecando debemos presentar nuestros cuerpos como “sacrificio vivo” a Dios.

Muriendo para Vivir

El tercer punto acerca de lo que significa “vivir muriendo” es la paradoja misma, es decir, que es morir a nuestros propios deseos con el fin de servir a Cristo y que aprendamos realmente a vivir.

Yo no creo que haya alguna dificultad en comprender lo que esto significa. Entendemos solo que muriendo a nosotros mismos significa poner nuestros deseos personales detrás con el fin de poner lo primero (1) los deseos de Dios para nosotros y (2) las necesidades de otras personas. Y podemos entender la promesa subyacente, también. La promesa es que si hacemos esto, experimentaremos una completa y recompensada vida. Seremos cristianos felices. El problema aquí no con nuestro entendimiento. El problema es que no lo creemos. O, si lo creemos en una manera general, finalmente no lo creeremos por el respeto a nosotros mismos. Pensamos que si nos negamos a nosotros mismos, seremos miserables. Esto no es menos que dejar de creer a Dios. Es una falla de la fe.

Así que, yo pregunto, ¿A quien le quiere creer usted? ¿A usted mismo, añadiendo al mundo y su manera de pensar? ¿O, a Jesucristo?

Yo digo “Jesús” específicamente, porque quiero recordarle de su enseñanza desde el principio del Sermón del Monte el habla allí acerca de como ser felices. De hecho, el adjetivo que el usa es aun mas fuerte que esto. Es la poderosa palabra “bendecidos”, significando “ser favorecidos por Dios”. Jesús dijo:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mateo 5:3-10

Llamamos a estas declaraciones las Bienaventuranzas, la manera de ser bendecido y ser feliz. Pero esta no es la manera que el mundo piensa que uno encuentra la felicidad. Si un director popular de comedia de televisión del día de hoy o un editor de una revista de circulación extensa de moda re-escribieran las bienaventuranzas desde un punto de vista contemporáneo, supongo que los escribirían algo así: “Bendecidos los ricos, porque ellos tienen todo lo que quieren; bendecidos los poderosos porque ellos pueden controlar a los demás; bendecidos todos los sexualmente liberados, porque ellos pueden satisfacerse; bendecidos los famosos porque ellos serán envidiados” ¿Esa es la manera del mundo, la manera de vivir que aun los cristianos instintivamente se inclinan, mas que a la manera de sacrificio?

Pero piense en esto cuidadosamente. Aunque el mundo ofrece bendiciones para aquellos que siguen sus estándares. ¿Es eso lo que encuentran? ¿Realmente encuentran felicidad?

Considere a una persona que esta es la manera de conseguir felicidad y bienestar. El pone su corazón en acumular $100,000. El lo consigue, pero no es feliz. El rehace su meta a $200,000. Cuando el la obtiene sigue aun siendo infeliz, el trata de acumular millones de dólares, pero, la felicidad lo elude. John D. Rockefeller, uno de los hombres más ricos del mundo en su día, se le preguntó en una ocasión: “¿Cuánto dinero es suficiente?”

El fue los suficiente honesto para responder irónicamente: “solo un poco más.”

Un millonario de Texas una vez dijo: “Tenía dinero pero no tenía felicidad. Estaba siendo miserablemente desilusionado.”

Otra persona piensa que encontrará felicidad a través de controlar a otros, así que el se mete en la política, donde el piensa que es la clave donde radica el poder. El corre para las elecciones locales y gana. Después de esto el se sienta en el asiento del congreso, luego en el lugar del Senado. Si es lo suficientemente talentoso y las circunstancias son favorables, el puede esperar a ser Presidente. Pero el poder nunca satisface. Uno de las mas grandes declaraciones del mundo que una vez menciono Billy Graham, fue: “Soy un hombre viejo, la vida ha perdido todo significado. Estoy listo para tomar un salto profético a lo desconocido.”

Aún otra persona prueba el sendero de la liberación sexual. Ella se lanza dentro del dentro de la escena de los solteros, donde en la mitad de semana consiste en “horas felices”, fiestas los viernes por la noche, escapadas nocturnas del fin de semana dentro de la ciudad, y cambios rápidos de amigos. Pero no funciona. Algunos años atrás, CBS hizo un documental de televisión sobre la vida de los solteros en el Sur de California, entrevistando a media docena de mujeres. Todas dijeron aproximadamente al misma cosa: “Nosotros decimos que esta es la manera divertida de vivir, pero todos los hombres lo único que quieren hacer es entrar a la cama con usted. Tenemos suficiente de esto para el resto de la vida”.

¿Lleva ala felicidad la filosofía del mundo de “yo primero”? ¿La indulgencia personal es la respuesta? No necesita ser genio para ver a través de esa fachada. Es una promesa vacía. Pablo lo llama “una mentira” (Rom 1:25)

Así que despierta, cristiano. Escucha cuando Pablo ruega, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Dios no miente. Su Palabra es completamente confiable. Usted encontrará la manera de ser “bueno, complaciente y perfecto”. Si usted se inclina a ella.

La Víctima y el Sacerdote

Y esto nos brinda el cuarto y último punto acerca de la vida cristiana. Los primeros dos puntos se refieren a lo que Dios ha hecho por nosotros al redimirnos y juntarnos con Jesucristo por medio del Espíritu Santo y venimos a ser nuevas criaturas. El tercer punto es la aparente paradoja; “vida por muerte”. El último punto no es algo que haya sido inventado por nosotros ni una mera declaración paradójica. Es una apelación urgente para nosotros para hacer algo: ofrecernos a nosotros mismos como sacrificios vivos a Dios. Esto no puede se hecho para nosotros. Es algo que nosotros debemos hacer.

¿Lo puedo poner en otras palabras? Es la “obediencia que viene por la fe”, de la cual Pablo escribió temprano en Romanos, diciendo: “y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre” (Rom. 1:5). Puede ver, una vez volvemos a tras a uno de las grandes enseñanzas doctrinales ofrecidas antes.

Que interesante imagen mental creo Pablo para nosotros en Romanos 12:1. Un sacrificio es algo que se ofrece a Dios por un sacerdote. Un sacerdote tomaba el sacrificio traído por el adorador, y lo llevaba al altar, lo mataba, le sacaba la sangre, y luego quemaba el cuerpo de la víctima. En este procedimiento el sacerdote y la ofrenda eran dos entidades separadas. Esta imagen llamativa de lo que es vivir genuinamente la vida cristiana. Pablo nos muestra que el sacerdote y la ofrenda eran lo mismo. Además, nosotros somos sacerdotes que presentan una ofrenda y la ofrenda que presentamos son nuestros propios cuerpos.

¿Hay una modelo para esto en la Escritura? Claro que lo hay. Es el modelo de Jesús mismo, porque el fue ambas cosas, sacrificio y el de sacerdote que hizo el sacrificio. Tenemos una declaración de esto en uno de los himnos de comunión más grande, traducido del latín del siglo sexto por el Escocés Robert Campbel (in 1849). El primer verso dice:

En el banquete del cordero cantamos

Alabe a nuestro Rey victorioso

Quien nos ha lavado en la marea

Fluyendo de su costado;

Alabemos quien su amor divino

Dio su sangre sagrada para el vino,

Dio su cuerpo para el banquete

Cristo la Víctima, Cristo el sacerdote

Yo se que hay una enorme diferencia entre el sacrificio que Jesús hizo para nosotros y el sacrificio de nosotros mismos. El sacrificio de Jesús fue un sacrificio expiatorio. El murió en nuestro lugar, llevado el castigo de Dios por nuestro pecado para que nosotros no tengamos relación con el. Su muerte fue substitutoria. Nuestros sacrificios no son del todo iguales. Ellos no son expiatorios por el pecado en ningún sentido. Pero ellos son como el sacrificio de Cristo al menos, en que somos los que los hacemos y que el sacrificio que ofrecemos somos nosotros mismos.

Y recordemos otra distinción,, también. En el Antiguo testamento los sacerdotes hacían diferentes tipos de sacrificios. Había sacrificios por el pecado, claro. Estos miraban hacia la muerte de Jesucristo y explicaba la expiación substitutoria. Ellos fueron cumplidos por la muerte de Jesús y no es repetible. En este sentido “fuimos hechos santos a través del sacrificio del cuerpo de Jesucristo una vez por todas,” como el autor de Hebreos dice (Heb. 10:10). Pero en adición a los sacrificios por el pecado había lo que también se le llama “sacrificios de dar gracias”, que era lo que exactamente quieren decir, sacrificios por los adoradores que simplemente querían agradecer a Dios por algunas grande bendiciones o por liberación. Esta es la clase de sacrificio que ofrecemos cuando nos ofrecemos a Dios.

¿Sacrificio?

¡Que palabra mas desagradable para nuestro día! Hoy día nadie quiere ser sacrificado, siempre. De hecho, la gente no quiere sacrificarse aun en una pequeña cosa. En lugar de eso, queremos mas cosas. Cierto. Pero aquí es donde la vida cristiana comienza, igual. Es la instrucción y el deseo de Dios para nosotros, y es: “bueno, agradable y perfecto” aun si no parece serlo, hoy y siempre.

¿Confiará usted en Dios de que el sabe lo que está haciendo? ¿Le creerá en esto así como en todo lo demás? Si usted le cree, haría exactamente lo que el apóstol Pablo lo que el apóstol Pablo nos urge a hacer en Romanos 12:1-2. Ofrecerá su cuerpo como “sacrificio vivo” a Dios y probará que su voluntad para usted es de hecho, “buena, agradable y perfecta.”

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