Una Interpretación Tibia de Agua Caliente y Fría: Apocalipsis 3:15-16
Por Andrew T. Le Peau
“Porque eres tibio - no frío ni caliente - Yo soy, te vomitaré de mi boca." Este versículo de Apocalipsis 3, sin duda debe considerarse como uno de los más mal usados en la Biblia. En el último mes he escuchado dos oradores dando la misma interpretación incorrecta.
En los primeros tres capítulos de Apocalipsis encontramos siete cartas de Jesús a las siete iglesias a finales del primer siglo de Asia Menor (hoy Turquía occidental). En la carta a Laodicea, dice, "Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. Ojalá fueses frío o caliente!" Como resultado, él escupirá su tibieza.
A menudo esto es mal interpretado en el sentido de que Jesús está cansado de seguidores indecisos a medio camino. Él preferiría gente apasionadamente en contra de él, o por él. Esto es ridículo por dos razones. En primer lugar, Jesús simplemente no quiere que la gente se vuelva decididamente en su contra. Él quiere que todos vengan a él y sean salvos.
En segundo lugar, cuando Jesús se refiere a agua caliente y fría, está abordando una analogía con el hecho de que Laodicea no tenía una buena fuente de agua. En cambio, al utilizar de los acueductos romanos, recibieron agua caliente desde el norte, desde la ciudad de Hierápolis, famosa por sus aguas termales relajantes y curativas. El agua fría refrescante venia del sur, de Colosas once kilómetros de distancia, a partir de derretimiento de la nieve en las montañas. Desafortunadamente, para el momento en que el agua caliente y el agua fría llegaban a Laodicea, se hacían tibias. Como Richards y O'Brien dicen en Misreading Scripture Through Western Eyes,, Jesús "deseaba su pueblo que fuese caliente (como las aguas salubres de Hierápolis) o frías (como las refrescantes aguas de Colosas). En cambio, su discipulado no tenía nada especial.”
El problema no era que Laodicea carecía de celo. El problema era que la iglesia era inútil.
Entonces, ¿Por qué describir a la Iglesia como tibia? La respuesta se encuentra en el versículo siguiente. “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.”
Laodicea como ciudad tenía fama por sus numerosos bancos, por su excelente escuela de medicina y por su industria de la ropa. Pero, Jesús dice, en realidad no era rica, sino pobre, no era saludable, sino ciega, y no bien vestida sino desnuda. Sus recursos los llevaron a confiar en sí mismos y no en Jesús. Su problema no era la falta de fervor, sino un sentido de autosuficiencia. Ellos confiaban en sí mismos y no en Dios.
Para una cultura que se enorgullece de su economía masiva, la mejor medicina del mundo, y una industria de moda insuperable - Apocalipsis 3, interpretado correctamente, se convierte en demasiado relevante.
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