Conocimiento Intelectual = Bueno. Conocimiento del corazón = Bueno.
Por Tim Challies
Usted ha oído hablar de la distinción con la frecuencia que yo –la distinción entre conocimiento intelectual y el conocimiento del corazón.. Aprendemos hechos acerca de Dios, acerca de su carácter, de su Palabra, pero no es hasta que esos hechos llegan al corazón que se vuelven espiritualmente beneficiosos. Dicen que el viaje de la cabeza al corazón es el viaje más largo de todos.
Nunca he estado demasiado cómodo con esta distinción entre conocimiento intelectual y el conocimiento del corazón, y, recientemente, Andrew Davis me ayudó definir mi pensamiento un poco. En su libro Un Viaje Infinito (ver mi crítica ) el habla de un testimonio que una vez escuchó.
“Crecí en un hogar cristiano, dijo que la señorita que estaba compartiendo su testimonio en un servicio de la iglesia por la noche", y he aprendido mucho acerca de la Biblia. Pero era todo conocimiento intelectual, y no conocimiento del corazón. No fue hasta que todo ese conocimiento intelectual se movió hacia mi corazón que mi vida empezó a cambiar. "Vi como ella señaló desde su cabeza hasta el centro de su pecho, para representar el movimiento de este conocimiento, casi como la comida viajando a través del esófago hasta el estómago.
Todos hemos oído a gente hablar así, y sabemos lo que están diciendo. Sin embargo, aquí está mi preocupación: Cuando hablamos de esta manera, confrontamos a los dos tipos de conocimiento uno contra el otro, con lo intelectual siendo enemigo y el corazón siendo el amigo. Es como que tenemos que luchar contra la cabeza con el fin de llegar al corazón, o, como que el conocimiento intelectual es un mal necesario tenemos que perseverar hasta llegar al corazón.
Ahora, evidentemente, hay una genuina preocupación de que se esté tratando en el lenguaje como este. Alguna vez estaba igual que esta joven. Crecí en un hogar cristiano y sabía hechos acerca de Dios y de la Biblia y la fe cristiana, pero sin llegar a ser salvo. Pienso en hombres como Bart Ehrman quien, aunque un enemigo ardiente del cristianismo, tiene un vasto conocimiento de la Biblia. En la Palabra de Dios nos encontramos con demonios que saben que Dios existe. Nos encontramos con apóstatas que antes profesaban la fe cristiana y sabían mucho sobre ella antes de que se alejaran y finalmente rechazaran la fe.
Yo creo que tenemos que afirmar la importancia de creer lo que es verdad y sin menospreciar los hechos y el conocimiento necesario para saber siquiera lo que es verdad. El conocimiento intelectual es bueno, el conocimiento del corazón es bueno. Más conocimiento mental es mejor que menos conocimiento en la cabeza y más conocimiento del corazón es mejor que menos conocimiento del corazón. El conocimiento intelectual es bueno, porque el conocimiento del corazón es imposible sin ello. El cristianismo es y debe ser una fe que implica la mente tal como es y debe ser una fe que implica el corazón. El problema viene cuando hay una desconexión radical entre los dos.
Davis lo dice así:
Debemos seguir creciendo en el conocimiento o vamos a dejar de progresar en la vida cristiana. Todo ese conocimiento comienza como conocimiento intelectual, conceptos entendidos por la mente, antes de que ocurra cualquier otra cosa. Y debemos tener tanto conocimiento intelectual como sea posible. Pero ¡ay de nosotros, si, por incredulidad, no permitimos que ese conocimiento nos transforme a la imagen de Cristo y cambie la forma en que vivimos nuestras vidas.
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