Un Dilema Pastoral
Por Tim Challies
Aquí hay un dilema pastoral, para que usted pueda pensar. En 1412 el predicador de la pre-Reforma John Huss se encontró frente a una decisión difícil. La Iglesia Católica Romana le había excomulgado por su negativa a quemar sus copias de los escritos de John Wycliffe y ahora la iglesia también había formulado un interdicto contra la ciudad de Praga por él. Esta fue una táctica de miedo que significaba que durante el tiempo que estuvo en la ciudad, no podría administrar sacramentos allí. Según la teología Católica Romana, el interdicto puso a toda la ciudad en riesgo de perder su salvación. Colocaba una presión extrema sobre Huss para decidir si iba a huir de su congregación y ver el interdicto levantado, o si iba a quedarse y, con toda probabilidad, enfrentaría la muerte.
En una carta a sus amigos, Huss procesa sus pensamientos sobre el asunto, finalmente, concluyendo con el consejo de San Agustín (que, por supuesto, había escrito muchos, muchos años antes).
Puedo quemarme con ardiente celo por el evangelio, y mi alma está triste, por no sé qué para resolverlo. He meditado sobre estas palabras evangélicas de nuestro Salvador (Juan, cap x..) — “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.”
Yo también he meditado sobre estas palabras de San Mateo (cap. x.) – “Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra…" De estos dos preceptos, tan diferentes entre sí, que debo seguir? No lo sé. … ...
Por lo tanto, roguemos al Señor con humildad a Dios Todopoderoso, que se digne a revelarnos lo que debo hacer en la circunstancia presente, con el fin de que esté yo en el camino correcto. El consejo que bendijo San Agustín expresado en su carta, es sabio: él establece, de hecho, que en circunstancias en las que podemos estar ansiosos por nosotros mismos, alejarse está permitido, y cita en el punto el ejemplo de San Atanasio; pero si todo el rebaño ha de ser expuesto, debemos resignarnos a nuestra suerte, con el fin de hacer lo que puede resultar más útil a la Iglesia. ( Cartas de Juan Huss , 19-21)
El consejo de Agustín fue que el pastor podía, en conciencia, dejar a su congregación, siempre y cuando su salida no exponga a las ovejas a los lobos. Sin embargo, si era probable que su salida haría dejar a las ovejas vulnerables a los ataques, por amor a su rebaño él debe quedarse y aguantar todo lo que pueda venir. Esto me parece una buena manera de romper con una situación difícil.
Huss finalmente, dejó Praga, convencido de que su pueblo serían atendidos, incluso sin él. Hasta su martirio en el año 1415, visitó la ciudad cada vez que podía y escribió numerosas cartas pastorales a la congregación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario