Un Atributo Vital y Descuidado de Dios
Por Mark Jones
Atesorando la Paciencia de Dios
La paciencia de Dios es, por lo que respecta a los pecadores, un atributo muy preciado entre su pueblo: “Pero tú eres un Dios de perdón, clemente y compasivo, lento para la ira y abundante en misericordia, y no los abandonaste.” (Neh.9:17). Pero la paciencia de Dios no recibe hoy el énfasis que debe, especialmente en la predicación. En su misericordia, Dios tiene cierta disposición hacia las criaturas pecaminosas, pero su paciencia tiene en vista el retraso o mitigar el castigo que los pecadores merecen.
Edward Leigh entiende la paciencia de Dios como ese atributo "por el cual lleva el oprobio de los pecadores y difiere sus castigos; o es la más generosa voluntad de Dios, por la cual soporta mucho tiempo el pecado que odia, controlando a los pecadores, sin ocuparse de su destrucción, sino llevarlos al arrepentimiento.” Esta perspectiva, entonces, presenta una doble comprensión de la paciencia de Dios, ya sea un castigo diferido en sí mismo o un castigo diferido que resulta en redención.
La paciencia divina no debe entenderse como Dios en sufrimiento (es decir, ser pasible). Esto no contradice el hecho de que Dios murió (sufrió) en la cruz. Esta afirmación es verdadera en cierto sentido sólo en referencia a la persona concreta de Cristo (en la unión de sus naturalezas divinas y humanas) y no a Dios de una manera abstracta o general, como estamos discutiendo aquí. En resumen, los teólogos reformados generalmente han entendido la paciencia de Dios como ese atributo por el cual retrasa la ejecución de su juicio en toda su extensión.
Paciencia y Otros Atributos de Dios
El Puritano, Stephen Charnock Charnock, declara: "[Paciencia] significa la voluntad de aplazar, y la falta de voluntad por derramar la ira sobre las criaturas pecaminosas; [Dios] modera su provocada justicia y se abstiene de vengarse de las injurias que encuentra diariamente en el mundo.” Charnock armoniza a la perfección los atributos de Dios como el resultado lógico de su esencial simplicidad: “La bondad pone a Dios en el ejercicio de la paciencia y la paciencia hace que muchos pecadores corran en los brazos de la misericordia.”
La misericordia y la paciencia están necesariamente y estrechamente unidas en los tratos de Dios con la humanidad pecadora.
Dicho esto, la paciencia de Dios no se extiende a ángeles caídos. Aunque se les controla su castigo final por un tiempo, no tienen la oportunidad de arrepentirse y ser perdonados. Dios no les muestra misericordia en el sentido de que lo hace con los pecadores caídos. Así, la misericordia y la paciencia están necesariamente y estrechamente unidas en los tratos de Dios con la humanidad pecaminosa.
Ejercicio de Poder Sobre Sí Mismo
La paciencia de Dios no le hace débil, y su lentitud para enojarse (Éxodo 34:6, Salmo 103:8) no lo hace incapaz de la ira. Cuando las promesas se retrasan, no reside ninguna estancamiento en Dios. Del mismo modo, no debemos ver a Dios como un obstáculo simplemente porque él temporalmente retiene los castigos. Dios tiene un conocimiento completo de los pensamientos y acciones de todas las criaturas de una vez en su eternamente ojo presente. El hecho de que ahora no ejerza el poder de castigar no implica que carezca de tal poder para hacerlo. En cambio, su completo poder y su exhaustivo conocimiento explican por qué Dios puede ejercer tal paciencia:
El Señor es lento para la ira y grande en poder,
y ciertamente el Señor no dejará impune al culpable.
En el torbellino y la tempestad está su camino,
y las nubes son el polvo de sus pies. (Nah 1:3)
Dios no necesita tener prisa. Su paciencia es su poder, y cuando ejerce la primera, muestra más de lo último que lo haría si creara mil mundos. ¿Cómo? La creación de mundos muestra un poder sobre las criaturas y la materia; el ejercicio de la paciencia demuestra poder sobre sí mismo. A menudo pensamos en la paciencia de Dios en relación con su bondad y misericordia, y justamente: “El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad” (Éxodo 34:6; Ver también Salmos 86:15). Pero su poder, conocimiento y eternidad, por ejemplo, son también componentes vitales de la paciencia divina.
Este artículo está adaptado de God Is: A Devotional Guide to the Attributes of God por Mark Jones .
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