La semana “típica” de un pastor
Por Paul Lamey
“¿Cómo se ve una semana típica para un pastor?” Le preguntó el medico mientras que veía su corazón a través de un estetoscopio. Él no supo si reír o llorar.
“Pues doctor” le respondió, “no existe lo típico para el pastor. Es un mito, un sueño, un espejismo en el desierto de ajetreos.”
Continuó diciendo: “Algunas personas piensan que trabajo menos de una hora el domingo, mientras que otras piensan que trabajo 169 horas a la semana. A veces tengo periodos de tiempo en los que parece ser que estoy libre mientras que hay otros en los que no podría estar más ocupado. Todo esto sin ni siquiera mencionar las expectativas que la gente tiene de mí, pues algunas personas esperan que sea un conferencista reconocido y que tenga un ministerio sobresaliente.”
El pobre doctor solamente respondió: “Hmm, que interesante. Probablemente debería tomarse un descanso.”
“¿Un descanso, doctor?” “¿Qué es esa cosa que usted llama ‘descanso’? ”
Tal vez esa situación le suene familiar. Tal vez usted ha perdido la cuenta de cuántas veces la han preguntado: “¿Qué tanto hace durante toda la semana?” Normalmente la pregunta suele ser una pregunta inocente, pero puede llegar a tocar nervios expuestos. Algunos seguramente preguntarán para molestarle, mientas que otros sinceramente quisieran saber cómo se ve el ministerio pastoral día a día durante la semana.
La semana del pastor no comienza con el primer punto en una lista de “tareas que cumplir”; la semana comienza a nivel del corazón. ¿Cómo se ve una semana “típica” de un pastor? Los siguientes puntos son algunas reflexiones que he llegado a creer al planear mi semana, seguidos por algunas sugerencias prácticas.
1. Mi semana refleja mi teología
La semana del pastor refleja tangiblemente lo que realmente cree. Jesús es el Señor del cielo y de la tierra. Esto quiere decir que “Dios gobierna su mundo no sólo desde arriba, sino también desde abajo” (John Frame, La salvación pertenece al Señor, 18).
Jesús, siendo el Señor sobre todo detalle, obra todo lo que sucede con el fin de conformar todas las cosas a su voluntad y desplegar su gloria (Rom 8:28-30). Por lo tanto, si Dios está en su trono soberano, entonces la manera en la que me conduzco durante la semana laboral tiene gran importancia, significado y alegría (Salmo 90).
No sólo eso, sino que nuestra teología se verá reflejada en nuestra filosofía de ministerio. El ministerio bíblico es, y debe ser, un ministerio compartido. Esto es, un ministerio compartido con una pluralidad de líderes (1Tim 3; Tito 1: 5-9; 1 Pedro 5) y con el rebaño que está siendo entrenado para hacer discípulos, cumpliendo así la madurez de los santos “para la obra del ministerio” (Efesios 4:12).
Puesto que hay tanto que hacer en el misterio, si un pastor no tiene la visión de compartir el ministerio con otros, su horario durante la semana se verá insostenible y tristemente estará sujeto a un desgaste rápido. Su iglesia será más saludable y sus semanas más productivas si entrena a su equipo, cultiva líderes e instruye a sus miembros con esto en mente.
2. Mi semana refleja mis prioridades
Durante la semana le dedicará más tiempo a lo que sea importante para usted. Por esta razón muchos pastores se ven inclinados o a ser extrovertidos o a ser reservados. Sin embargo existe un equilibrio bíblico. Como pastores debemos buscar ser pastores amorosos y a su vez ser maestros eficaces de la Palabra (Efesios 4:11).
Todos tendemos a uno de estos dos extremos. Es por eso que debemos examinar nuestra semana regularmente para asegurarnos de que estemos llevando acabo nuestras responsabilidades de supervisión pastoral mientras que también dediquemos tiempo para preparar sermones y enseñanzas.
¿Está pasando suficiente tiempo son sus ovejas o las está evitando? ¿Busca pro-activamente conocer el estado de su rebaño? ¿Dedica suficiente tiempo al estudio y preparación de sermones? ¿Está gastando demasiado tiempo haciendo “investigaciones” en el internet? ¿Cuáles son sus prioridades durante la semana, y cómo es que tangiblemente intenta lograrlas?
Escriba sus responsabilidades y establezca un plan para cumplir con ellas. No se preocupe por cumplir todo lo que está en su lista de cosas que hacer. Sea amorosamente flexible y no un fariseo con su horario.
3. Mi semana repercute a mi familia
Me he sentido culpable como papá y como marido, y creo que como pastor no estoy sólo en este sentir. Aunque siempre he contado con el apoyo de una esposa amorosa y cuatro hijos maravillosos, todavía hay momentos en los que siento que debo estar con ellos y no en otro lugar atendiendo a algún ministerio.
Éste es un tema de suma importancia, pues la vida familiar es la primera calificación para los líderes en la iglesia (1 Tim 3:2, 4; Tito 2: 6). Tristemente, este es exactamente el punto en el que la mayoría de los pastores se descalifican a si mismos por negligencia o fracaso moral. He visto demasiados pastores que descuidan a sus familias mientras que dedican sus vidas construyendo ministerios. No estoy aquí para decirles cuantas horas deben pasar con sus hijos, pero estoy seguro que sus familias apreciarán su esfuerzo y amor.
Pastor, ame a su esposa y beba del agua de su propia cisterna para que su fuente sea bendecida (Pr 5:15-19). Una mujer que sabe que no es simplemente una adición más a su ministerio será una fuente de alegría y ánimo en los tiempos difíciles. Su matrimonio e iglesia se verán beneficiados de un fuerte y profundo amor entre usted y su esposa.
Consejos prácticos
Las siguientes son algunas sugerencias para poner en practica una manera bíblica de ver su semana laboral, sin ningún orden en particular:
• Pase un día al mes sin hacer nada mas que en oración y leyendo la Biblia.
• Busque momentos o días durante la semana para apagar el teléfono, la computadora o cualquier cosa que se encienda y lo distraiga.
• Conviva con otras personas durante la semana. Vaya a comer con otros líderes o miembros de su iglesia. Escuche y exhorte en su amor a Cristo.
• Aprenda a decir amorosamente que “no” o delegue responsabilidades a alguien que tenga tiempo para decir que “sí”.
• Trate de mantener una rutina razonable, siendo flexible sin llegar a ser dogmático.
• Cultive una visión de compartir el ministerio con otros en la iglesia. Esto toma tiempo, especialmente con personas nuevas.
• Lea diferentes temas, de lo contrario cada vez que hable sonará como un plan de estudios de seminario.
• Vaya regularmente a un mismo lugar para leer y orar (como un parque o un cuarto). Para mí, mi cochera es mi lugar preferido.
• Vaya a casa y juegue, lea y platique con sus hijos.
• Dedique tiempo a su esposa y platique con ella acerca de su semana, no la suya.
• Utilice el tiempo que pasa en el coche o transporte público para escuchar buenos sermones, estar en silencio, orar, leer la Biblia o escucharla en audio.
• Duerma, descanse, tome siestas y deje de tratar de mantener el horario de sus héroes. Recuerde, aquel “gigante de la fe”que tenía la capacidad de dormir por sólo dos horas no dará cuentas de las ovejas que Dios le ha dado a usted.
• Encuentre un oficio o habilidad para ejercitar. En mi caso encontré una hermosa oportunidad de ministerio, discipulado y tiempo para la reflexión teológica al reparar autos.
• Lea con el propósito de desafiar su capacidad mental más allá de su zona de confort (muchas veces esto conlleva a estudios más avanzados).
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Paul Lamey ha servido desde el 2002 como pastor de la iglesia Grace Community Church en Huntsville, Alabama. Paul se graduó de The Master’s Seminary con una Maestría en Divinidad (M.Div.) y un Doctorado en Ministerio (D.Min). Él y su esposa Julie tienen cuatro hijos.
Publicado originalmente en inglés aquí.
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