Las Personas Provocadoras de Proverbios
Por Tim Challies
Me compadezco de las personas que pasan todo el día en los medios sociales haciendo comentarios sarcásticos de otros. ¿Se sentarán allí hora tras hora, siguiendo a las personas que desprecian, para luego arrojarle comentarios hirientes? Eso debe ser una manera horrible de vivir. Algunas personas parecen marchitarse donde hay paz y prosperar cuando hay contención. El libro de Proverbios nos advierte acerca de personas así, personas que gustan de incitar a los conflictos y al odio para resolverlo. Lou Priolo destaca una serie de ellos en su excelente libro Resolución de Conflictos. Estas son las personas provocadoras de Proverbios.
La persona de mal genio. “El hombre irascible suscita riñas, pero el lento para la ira apacigua contiendas.” (15:18). El hombre de mal genio es un apasionado de todo tipo de cosas y permite que la pasión brote en ira. Es su clásica impulsividad que tan fácilmente llega a la cumbre. Su pasión e ira le incita a provocar distensión, a causar problemas que de otro modo podrían evitarse o resolverse.
La persona perversa. “Un hombre perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los amigos íntimos” (16:28). Al igual que un pirata informático escribe un virus y lo libera para difundirlo a través de Internet, esta persona perversa crea conflictos – desacuerdos amargos – y lo siembra en sus relaciones. Él puede hacerlo a través de difamación, a través de chisme, y a través de murmuración, siempre con el plan de hacer que otras personas se vuelvan en contra de su víctima. Su perversidad está dirigida a dañar a otros.
El amante de la transgresión. “El que ama la transgresión, ama la contienda; el que alza su puerta, busca la destrucción.” (17:19). En lugar de amar e ir en pos de todo lo que es bueno y hermoso en el mundo, esta persona le gusta pecar, ama la contienda, ama lo que es malvado y feo. “¿Quién más amaría la contienda mas que una persona que también ama el pecado? Él disfruta de una buena pelea, ya sea que esté en el mismo cuadrilátero o está entrenando desde la esquina. Al elevar su puerta (abrir la boca en orgullo) encuentra lo que está buscando: lograr que alguien sea destruido.”
El necio obstinado. “Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes.” (18: 6). Proverbios identifica al menos tres tipos diferentes de necios. Éste es absurdo no debido a alguna deficiencia mental, pero “debido a su propensión a tomar decisiones equivocadas.” Él trae conflictos con él donde quiera que vaya simplemente a causa de su necedad. Las palabras de este necio provocan problemas, “llama a los golpes” –prácticamente pidiendo una paliza. La contención es parte de lo que es, parte de lo que hace. Las palabras de este necio provocan problemas, “llama a los golpes” –prácticamente pidiendo una paliza.
El necio moralmente deficiente. “Es honra para el hombre eludir las contiendas, pero cualquier necio se enredará en ellas.” (20:3). Esta clase de necio es aún peor que el obstinado. Éste surge al momento en que abre la boca porque sus palabras le demuestran ser totalmente deficiente en la bondad y la gracia. Él es casi intolerable y causa problemas donde quiera que vaya.
El burlador. “Echa fuera al escarnecedor y saldrá la discordia, y cesarán también la contienda y la ignominia.” (22:10). El burlador hace apariciones repetidas en Proverbios y aprendemos a no meternos con él porque se niega a escuchar la reprensión, carece de sabiduría y está lleno de orgullo, y no buscará o prestará atención al consejo de otros. Él es tan odiosa que con el tiempo todo el mundo se aleja de él, incluso se niega a asociarse con él.
El hombre rencilloso. “Como carbón para las brasas y leña para el fuego, así es el hombre rencilloso para encender contiendas.” (26:21). Si usted pone un trozo de madera cerca de las brasas, es sólo cuestión de tiempo antes de que la madera se inflame. De la misma manera, si permanece demasiado tiempo en la presencia de una persona conflictiva, pendenciero, es sólo una cuestión de tiempo antes de terminar en una batalla. Esta persona rencillosa está lista para una contienda y ningún problema es demasiado grande o demasiado pequeño.
El hombre arrogante. “El hombre arrogante suscita rencillas.” (28:25). El orgullo va mano a mano con la contención por lo que no es de extrañar que esa arrogancia conduzca a la distensión. Esta es la razón de porque la gente orgullosa tan a menudo terminan discutiendo con los demás y esto es por qué es tan difícil de resolver estos conflictos. Establecer y mantener la paz requiere humildad.
El hombre enojado. “El hombre airado suscita rencillas, y el hombre violento abunda en transgresiones.” (29:22). La persona cuya vida se caracteriza por la ira es una persona que suscite constantemente contiendas, crearlas donde no tienen que existir, manteniéndola donde podría ser fácilmente resuelta. Proverbios nos advierte de no asociarse estrechamente con este tipo de persona airada no sea que, sin saberlo, adoptemos sus caminos. No sólo eso, sino que esta persona airada tiene la capacidad, y tal vez incluso el deseo, de provocar problemas entre otros, para forzar su ira mucho más allá de sí mismo.
¿Qué hacemos con gente tan provocativa? ¿Cómo nos relacionamos con ellos? “En su mayor parte, sabrá de antemano que sus posibilidades de llevar su conflicto con una persona así a una solución pacífica serán muy leves. Como regla general, lo mejor que puede hacer es advertirle de las consecuencias de sus acciones y permanecer fuera de su camino.” Pero aún más importante, ¡busque estos rasgos de provocación dentro de usted mismo y hágalos morir!
2 comentarios:
Muy buen artículo, bendiciones.
Que buen artículo, y con un final muy acertado, bendiciones.
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