El Gran Impacto de la Predicación
Por Brian Biedebach
Hace unos meses, un pastor me pidió que revisara el material que estaba desarrollando para capacitar a pastores en África. Al revisar, le pregunté por qué había puesto un énfasis tan bajo en la predicación. Me respondió: “Yo no creo en la mentalidad de que ‘el todo en la iglesia es la predicación.'”
Me explicó que algunos pastores actúan como si todo lo que hay que hacer es predicar y enseñar la Biblia para que una congregación crezca de manera saludable. Él creía que había cosas más importantes en las que los pastores deberían de invertir su tiempo, como el compañerismo y evangelismo.
EL MINISTERIO DE LA PREDICACIÓN ESTÁ RELACIONADO A CUALQUIER OTRO MINISTERIO
Después de pensarlo un momento, esta fue mi respuesta: En primer lugar, yo no conozco ningún pastor que todo lo que haga sea predicar y enseñar la Biblia. La Biblia nos enseña que todos los cristianos deben participar en la comunión y la evangelización, y puesto que los pastores son cristianos, entonces también deben participar en las mismas actividades que todos los cristianos están llamados a hacer.
Pero en segundo lugar, también veo una falta de énfasis en la importancia de la predicación de la Palabra. La predicación y la enseñanza son actividades esenciales del pastorado. Si alguien dice que su pastor es un buen pastor pero no es un buen predicador, no tienen un entendimiento correcto de lo que implica el pastorado. Un pastor es un pastor del pueblo. Si un pastor de ovejas pasa tiempo con ellas, las abraza, peina su lana, las protege de lobos… pero nunca las alimenta, ¿podríamos pensar en él como un buen pastor? ¿Cómo es que se nos ocurre que un pastor que no alimenta bien a su rebaño con la Palabra está siendo fiel a su trabajo?
En tercer lugar, la frase ‘el todo en la iglesia es la predicación’ tiene su lugar, ya que debemos recordar que los pastores tienen la responsabilidad, dada por Dios, de proclamar fielmente la Palabra. El ministerio de la predicación está relacionado directamente con cualquier otro ministerio.
Considere el impacto de la predicación en estas seis áreas:
1. Impacta la comunión
Si hay falta de verdadera comunión en la iglesia, la mejor manera de fomentar una auténtica comunión es predicar a través de pasajes bíblicos que ayuden a las personas a entender su responsabilidad hacia los otros miembros del cuerpo de Cristo. Es importante señalar que en Hechos 2:42, cuando la iglesia primitiva “perseveraban en la comunión“, también se dedicaban a la “enseñanza de los Apóstoles.” Los dos van de la mano.
2. Impacta la consejería
Un pastor que ha estudiado, entendido, aplicado y proclamado un pasaje de la Escritura, está bien equipado para poder compartir con las personas lo que necesitan comprender y aplicar para sus propias vida. En la predicación el pastor nutre a su congregación y les da el conocimiento que ellos necesitan a la hora de aconsejarse y alentarse unos a otros. En Hechos 20:32 vemos claramente que es Dios y “la palabra” lo que tiene poder para “sobreedificaros”.
3. Impacta la santidad personal
La predicación involucra un estudio sincero acerca de cómo es que el texto debería de afectar tanto la vida del predicador como la de los oyentes. Cuanto más tiempo pasamos estudiando la Biblia, más entenderemos nuestra necesidad de la santidad. No es casualidad que los pasajes que hablan de la santificación progresiva están dentro del contexto de lograr una mejor comprensión de la Palabra de Dios (Romanos 12:2; 2 Corintios 3:18). A medida que el predicador ayuda a su congregación a comprender mejor la Escritura, el proceso de santificación está obrando en su propia vida y en la vida de los oyentes (1 Pedro 2:1-3).
4. Impacta el cuidado del rebaño
La manera principal en la que un pastor puede proteger a su rebaño del error y la tentación es a través de la proclamación de la Palabra. Cuando Pablo instruyó a los ancianos de Éfeso a “estar en guardia por si mismos y por todo el rebaño” (Hechos 20:28), lo hizo justo después de afirmar: “No he rehuido de anunciaros todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27). Proteger el rebaño está directamente relacionado con la predicación.
5. Impacta el evangelismo
La obra de la evangelización es más que simplemente compartir cómo llegar a la salvación. Implica el discipulado. La Gran Comisión pone énfasis en hacer discípulos, lo que implica la formación y la instrucción en la Palabra de Dios (Mateo 28:18-20). Cuando Timoteo fue instruido para “hacer la obra de evangelista” (2 Timoteo 4: 5), Pablo también le habló acerca del ministerio pastoral y le encomendó a “predicar la Palabra” (2 Timoteo 4: 2). El ministerio de evangelismo se anima y modela desde el púlpito.
SI MINIMIZAMOS LA IMPORTANCIA DE LA PREDICACIÓN EN LA IGLESIA, TODO LO DEMÁS SE VE AFECTADO NEGATIVAMENTE
6. Impacta la oración
Todos los cristianos deben orar, pero los pastores en particular deben orar por la congregación que el Señor les ha puesto a su cargo. La forma en que un pastor ora por su rebaño se relaciona a menudo con su predicación. Él ora para que puedan crecer en conocimiento y discernimiento (Filipenses 1: 9), para que los ojos de sus corazones sean iluminados (Efesios 1: 16-18a) y para que ellos conozcan la esperanza de su llamado (Efesios 1: 18b-19). Cada una de sus oraciones se relaciona con la predicación de la Palabra.
Si minimizamos la importancia de la predicación en la iglesia, todo lo demás se ve afectado negativamente. Mark Dever en el libro Nueve Marcas de una Iglesia Saludable, lo dijo de esta manera:
“La primera marca de una iglesia saludable es la predicación expositiva. No sólo es la primera marca; es por mucho la más importante de todas ellas, porque si usted logra tener esto bien, todos las demás le seguirán” (Nueve Marcas de una Iglesia Saludable, 39).
Publicado originalmente aquí
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Brian Biedebach es graduado de The Master’s Seminary. En la actualidad sirve como misionero en Lilongwe, Malawi donde se desempeña como pastor de la Iglesia Biblica Internacional (Intl. Bible Fellowship Church) y enseña en la Universidad Bílica Africana y la Academia Centroafricana de Predicación. Brian y su esposa, Anita, tienen cuatro hijos.
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