Una Mirada de Cerca al Avivamiento y las Reuniones de Avivamiento
Por Gil Rugh
El Avivamiento y las reuniones de avivamiento han sido una parte importante de la cristiandad americana durante los últimos doscientos cincuenta años. Las raíces del avivamiento en Estados Unidos se remontan a El Gran Despertar de mediados de 1700, el Segundo Gran Despertar de los años 1800, y hombres como Jonathan Edwards, George Whitefield y Charles Finney. Las reuniones de avivamiento, sin embargo, no son sólo cosa del pasado. Incluso hoy en día, se llevan a cabo en todo el país y alrededor del mundo. Sin embargo, aunque algunos que han escrito acerca de las reuniones de avivamiento y renovación, no mucho es lo que ha sido presentado sobre cuál es la base bíblica para el avivamiento o si lo que ocurre en las reuniones de avivamiento es o no consistente con la Escritura. Además, muy pocos trabajos han abordado las cuestiones del avivamiento y las reuniones de avivamiento desde un punto de vista dispensacional que interpreta la Escritura desde una aproximación normal, literal y tiene la distinción bíblica entre Israel y la iglesia. Este enfoque se utiliza en este libro.
A modo de introducción, me gustaría compartir algunos antecedentes históricos detrás de mi estudio de este tema. En 1992, la iglesia que pastoreo fue invitada a participar con otras iglesias evangélicas de la zona en una serie de reuniones de avivamiento que se celebrarían en nuestra ciudad de Lincoln, Nebraska. Para ayudar a decidir si debíamos participar o no, me decidí a investigar los temas de avivamiento y las reuniones de avivamiento. En particular, he leído los escritos de evangelistas para ver cuál es su base para el avivamiento. Cuando la cuestión se había examinado, decidimos que lo mejor sería no participar en las reuniones de avivamiento, debido a que creíamos eran razones teológicas legítimas y serias. Nuestra negativa a participar en las reuniones de avivamiento no fue aceptada así por algunos cristianos en nuestra comunidad. Algunos tomaron nuestras acciones en el sentido de que estábamos en contra de ganar a los perdidos para Cristo, o que no estábamos interesados en ayudar a los creyentes que estaban luchando espiritualmente. Otros creían que sólo estábamos interesados en ser críticos de otras iglesias que no interpretan la Biblia exactamente de la manera que lo hacemos. Desafortunadamente, los problemas se convirtieron en personales en vez de bíblicos y teológicos. Sin embargo, como cristianos, se nos dice “examinadlo todo cuidadosamente” (1 Tes. 5:21). Esto sin duda implicaría la validez bíblica de las reuniones de avivamiento y de si deberíamos estar involucrados con ellas.
Al leer varios libros de los que apoyan las reuniones avivamiento, me quedé impresionado por su devoción al Señor y su deseo de ver a otros vivir sus vidas totalmente comprometidas con Cristo. Por otra parte, no existe ninguna duda de que muchas personas se han salvado y han crecido en su caminar cristiano después de asistir a las reuniones de avivamiento. Sin embargo, siguiendo el mandato de la Escritura para “examinadlo todo cuidadosamente,” debemos ver los métodos implicados en las reuniones de avivamiento, así como la teología de los que las promueven.
Antes de empezar, sin embargo, no se debe suponer que tener objeciones acerca de las reuniones de avivamiento de hoy significa que estamos en contra del obrar del Señor en los corazones y las vidas de las personas. La preocupación por las reuniones de avivamiento de hoy no significa que no nos interesan los perdidos o la evangelización. Afirmamos que todas las iglesias deben ser tener una fuerte carga para alcanzar a sus vecinos, ciudad, nación y el mundo con el Evangelio de Jesucristo. También nos damos cuenta de que existen cristianos que están luchando que necesitan ayuda y que la iglesia debe hacer todo lo posible por ayudarlos. Por último, la preocupación por las reuniones de avivamiento de hoy no quiere decir que estamos en contra de orar para que el Señor obre en los corazones y las vidas de aquellos en nuestras ciudades. Si el Señor, en Su soberanía salva a grandes números de personas en un corto período de tiempo nos regocijamos en eso. Con estas precisiones en mente, echemos un vistazo a los temas relacionados con el avivamiento y las reuniones de avivamiento.
¿Que es Avivamiento?
Se habla mucho acerca de avivamiento en la iglesia de hoy. Se nos dice que nuestras iglesias, ciudades, naciones, y el mundo lo necesitan. Sin embargo, ¿qué es avivamiento? ¿el Avivamiento es la evangelización de los perdidos, o se trata de una renovación espiritual para las personas que ya son salvas? ¿Podrían ser ambas cosas? Tan familiar como la idea del avivamiento se haya vuelto, es posible que se sorprenda al saber que la Biblia nunca se refiere al avivamiento. La Biblia sí menciona los términos “revivir,” “avívame” y “avivar,” pero nunca se habla de reuniones de avivamiento o avivamiento. Técnicamente, pues, se trata de una idea que no encuentra definición o explicación en la Biblia. Veamos, entonces, cómo se define avivamiento por algunos que han escrito sobre el tema:
En las mentes de muchos cristianos, la palabra [avivamiento] se usa simplemente para referirse a reuniones de evangelización. . . . Usar la palabra avivamiento para referirse a reuniones de evangelización es cambiar la definición que la historia le atribuye. La palabra avivamiento se deriva de dos palabras latinas, re, que significa “otra vez” y vivo lo que significa “vivir;” el significado literal es “volver a vivir”(1)
Dos rasgos evidentes de avivamiento son los siguientes: es principalmente la restauración de los creyentes (sólo los que tienen la vida puede ser revividos), y es el producto de la obra del Espíritu Santo, que no depende de la estrategia humana, aunque los seres humanos por supuesto están directamente involucrados. (2)
¿Qué es avivamiento? Podemos definirlo como un período de bendición y actividad inusual en la vida de la Iglesia Cristiana. En primer lugar, por supuesto, y por definición, un avivamiento es algo que sucede primero en la Iglesia y entre los cristianos, entre los creyentes. Eso, repito, es verdad por definición. Es avivamiento, algo es revivido y cuando usted dice eso, quiere decir que hay algo presente que ha obtenido vida. (3)
De acuerdo con estas definiciones, el avivamiento está dirigido principalmente a personas que ya son cristianos y no incrédulos. Vamos a examinar la validez de esta definición en breve, pero en este punto, la definición que estos hombres dan al avivamiento siendo para los creyentes es importante. Si se acepta la definición de avivamiento, la negativa a participar en las reuniones de avivamiento no hace de uno, un oponente de la evangelización, ya que el propósito del avivamiento no es la evangelización. En el pasado hemos tenido gente acusando a la iglesia de estar en contra de la evangelización, porque no apoyamos las reuniones de avivamiento en nuestra ciudad. Sin embargo, los promotores de reuniones de avivamiento abiertamente admiten que sus reuniones no son cruzadas evangelísticas.
Con esto en mente, las siguientes son las preocupaciones generales sobre los avivamientos de hoy y las reuniones de avivamiento:
1. Las Ideas Populares de Avivamiento o Reuniones de Avivamiento no Encuentran Apoyo en la Biblia
La primera y más fundamental pregunta que debe plantearse sobre la validez del avivamiento y las reuniones de avivamiento es -¿Encuentran apoyo en la Biblia las reuniones de avivamiento preplanificadas orientadas a avivar al creyente? ¿Hay alguna evidencia bíblica, ya sea explícitamente o por principio que apoyaría la noción moderna de las reuniones de avivamiento o del avivamiento? Los partidarios de las reuniones de avivamiento dicen que si las hay. Un promotor de las reuniones de avivamiento escribió,
Hay tres grandes porciones de avivamiento en la Escritura. Habacuc 3:2, “Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos” Salmo 85:6: “¿No volverás a darnos vida, Para que tu pueblo se regocije en ti?” La tercera referencia se encuentra en Isaías 57:15, “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”(4)
De acuerdo con este autor, las “tres grandes porciones de avivamiento en la Escritura” son Habacuc 3:2, el Salmo 85:6, e Isaías 57:15. Obviamente, estos pasajes utilizan el término “revivir,” sin embargo, cuando examinamos estos pasajes, nos encontramos con que tienen nada que ver con reuniones avivamiento. Como ya hemos establecido, el término “avivamiento” y el concepto de reuniones de avivamiento no se encuentran en la Escritura. Cuando el término “revivir” se utiliza en la Escritura, se utiliza ya sea en un sentido personal o en relación con la teocracia de Israel. Así que entonces, simplemente encontrar el término “revivir” en la Biblia no se puede utilizar como una justificación para los reuniones de avivamiento que tienen lugar hoy en día.
Mezclando Israel y la Iglesia
Muchos de los que apoyan las reuniones de avivamiento, que han escrito sobre el tema, no se acercan a la Escritura desde lo que se conoce como el punto de vista dispensacional. El método dispensacional de interpretación de la Biblia implica interpretar la Biblia de una manera consistente literal y normal. Este enfoque literal de interpretación de la Escritura implica ser consciente de a quien Dios le estaba hablando, y en qué tiempo les hablo a ellos. En el Antiguo Testamento, Dios estaba tratando principalmente con la nación de Israel. Con ellos, Él hizo pactos y promesas de bendición y juicio específicas. La iglesia, que no llegó a existir hasta miles de años más tarde (Hechos 2), no se debe confundir con Israel. Tampoco deben sacarse automáticamente los pactos, las promesas y las experiencias de Israel fuera de contexto y aplicare a la iglesia. ¿Cómo se relaciona esto con el tema del avivamiento y las reuniones de avivamiento? Se relaciona, ya que algunos evangelistas, con el fin de encontrar una base bíblica para el avivamiento de la era de la iglesia hoy en día, acuden al Antiguo Testamento para apoyarse. Ellos van a los pasajes que hablan de las bendiciones para la nación de Israel y las aplican a la iglesia de hoy. Ellos creen que las promesas del Antiguo Testamento de bendición para Israel pueden aplicarse directamente a la iglesia en esta época, ya que creen que la iglesia es el nuevo Israel espiritual. Por ejemplo, Martyn Lloyd-Jones, quien no se acercó a la Biblia desde el punto de vista dispensacional, afirma en su libro, Avivamiento:
No olvidemos que el campamento de Israel era, entonces, la iglesia de Dios. En el Antiguo Testamento, la nación de Israel era la iglesia en el desierto.(5)
Sin embargo, Israel y la iglesia, contrariamente a la declaración de Lloyd-Jones, no son lo mismo y la Biblia nunca confunde a ambos. Sin embargo, esta identificación de la Iglesia con Israel es fundamental para la teología de avivamiento, porque las experiencias de Israel en el Antiguo Testamento supuestamente se han de repetir hoy en la iglesia. Por ejemplo, un pasaje que a veces se utiliza para apoyar el avivamiento en este tiempo 2 Crónicas 7:13-14:
Si . . . si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra., (2 Cron. 7:13-14).
Este texto del Antiguo Testamento a menudo se utiliza para ser aplicable a la iglesia hoy.(6) Pero nótese en este pasaje que el Señor está hablando a un pueblo —Israel, acerca de una determinada tierra— Palestina. Esta fue una promesa al reino teocrático de Israel y no es una promesa a la iglesia y no se puede utilizar como un texto de apoyo para al avivamiento.
Otro texto del Antiguo Testamento a menudo fuera de contexto para apoyar el avivamiento en la era de la iglesia es Joel 2:23:
Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.
La cuestión es si este versículo apoya la idea de avivamiento en esta era. Los que afirman la teología de la Lluvia Tardía, incluyendo muchos en los movimientos carismáticos y de la Viña, han espiritualizado la “lluvia temprana” para referirse a la efusión del Espíritu Santo en el día de Pentecostés en Hechos 2, interpretando la “lluvia tardía,” como un avivamiento de los últimos tiempos de la iglesia cuando Dios derramará su Espíritu en una forma grandiosa. Por lo tanto, la teología de la Lluvia Tardía ve un gran avivamiento cerca del final de la era de la Iglesia y antes de la segunda venida de Cristo. El problema de la teología de Lluvia Tardía, sin embargo, es que su interpretación de las “lluvias temprana y tardía” en Joel 2:23 es un error. En primer lugar, Joel 2:23 se dirige a la nación de Israel, no a la iglesia. Este pasaje se dirige el futuro de Israel en el reino milenario y no tiene nada que ver con la iglesia que estaba todavía a 800 años de distancia de existir. En segundo lugar, la lluvia temprana y tardía mencionadas se refieren a lluvias literales estacionales y no al derramamiento del Espíritu Santo. De acuerdo con Deuteronomio 11:13-14, Dios le prometió a Israel que si ellos le obedecían, él bendeciría sus cultivos:
“Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.” [enfasis mio]
Joel 2:23, contrario a aquellos que quieren darle importancia para la iglesia, describe lo que Dios hará de Israel en el reino milenario. Cuando se restaure Israel, Dios enviará el otoño adecuado y las precipitaciones en primavera para sus cultivos. Así como Dios bendijo a Israel con lluvias el otoño y la primavera antes, Él lo hará de nuevo cuando Israel sea restaurado en sus tierras. No existen razones, entonces, de espiritualizar las primeras y últimas lluvias de Joel 2:23 para referirse a efusiones del Espíritu Santo en Pentecostés y más tarde al final de la era de la Iglesia. Por lo tanto, no existe ninguna razón para utilizar este texto como un apoyo para el avivamiento al final de la era de la iglesia. Es por ello que, como hemos mencionado anteriormente, es importante interpretar la Escritura en su contexto y no aplicar a la Iglesia lo que Dios quiere para la nación de Israel.
Aunque los evangelistas afirman apoyarse de la Biblia para el avivamiento, hemos visto que los textos que utilizan no son convincentes. Los pasajes que utilizan tratan sobre todo con un reavivar personal y no tienen nada que ver con las reuniones de avivamiento de hoy. Los mensajes a Israel se sacan de su contexto histórico y se aplican a la iglesia. Con ninguna base bíblica para las reuniones de avivamiento debemos preguntarnos si deberíamos estar tratando de hacer algo que no podemos apoyar con la Escritura.
Las Raíces del Avivamiento Posmilenial
Puede ser una sorpresa para algunos, pero muchas de nuestras ideas sobre el avivamiento y las reuniones de avivamiento no vienen de la Biblia, sino de la América del siglo 18. De hecho, la idea de avivamiento se remonta a lo que se conoce como El Gran Despertar. El Gran Despertar consistió en una serie de avivamientos en las colonias americanas entre 1725 y 1760. Durante este tiempo, un número inusual de personas se convirtieron y se añadieron a la iglesia. Las dos figuras más notables del Gran Despertar fueron George Whitefield y Jonathan Edwards. Edwards, quien ministró en los Estados Unidos, fue un posmilenialista. ¿Por qué es importante saber que él era un posmilenialista y qué tiene eso que ver con el aviamiento y las reuniones de avivamiento? Para entender esta relación entre el posmilenialismo y el avivamiento debemos entender lo que creen los posmilenialistas. Los Posmilenialistas sostienen que el reino de Dios está avanzando en el mundo ahora, en la era de la iglesia, a través de la predicación del Evangelio. Ellos creen que a medida que el Evangelio es predicado y la gente se salve, al final entraremos en una era de oro de justicia y de paz conocido como el Milenio. Al final de esta era Cristo volverá. Así la segunda venida de Cristo es pos-milenio, o después del Milenio. Así los posmilenialistas esperan un avivamiento que tendrá lugar en la era de la iglesia antes de que Cristo venga. Esto se relaciona con el gran despertar de mediados de 1700. Siendo posmilenialista, Edwards vincula las salvaciones del Gran Despertar con lo que él cree que es la venida del reino milenario de Dios. Pensó que las conversiones masivas que tienen lugar y los cambios sociales que siguieron fueron evidencia de que el reino había comenzado. Por lo tanto la idea de avivamiento en la era de la iglesia es una idea posmilenial que líderes como Jonathan Edwards dieron a lo que sucedía en su día. Como resultado, la teología pos-milenial ha contribuido a la mentalidad actual de avivamiento que se ha desarrollado hasta la fecha.
La idea posmilenial de avivamiento en la era de la Iglesia es errónea por dos razones principales. En primer lugar, la Biblia enseña que el Reino de Dios se establecerá en el futuro después de la segunda venida de Cristo y no es algo que está avanzando en esta era de la iglesia. El reinado milenario de Cristo se menciona en Apocalipsis 20:1-6 cronológicamente siguiendo a la segunda venida que se describe en Apocalipsis 19. Además, el Nuevo Testamento nunca habla del reino de Cristo y el reinado mesiánico como espiritualmente operativo en la era de la iglesia. Su reinado milenario es visto como futuro cuando venga a la tierra en Su segunda venida (Mateo 25:31; Ap. 11:15). En segundo lugar, el Nuevo Testamento no habla de la iglesia en un período de avivamiento. De hecho, la Biblia nos advierte que “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos” (2 Tim. 3:1). “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos se apartarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores ya doctrinas de demonios” (1 Tim. 4:1). La Biblia, entonces, advierte que la iglesia pasará por la apostasía, no por avivamiento. La Biblia habla de un futuro período de restauración y bendición para Israel después de la era de la iglesia cuando Cristo establezca Su reino milenario en la tierra. Sin embargo, la Biblia no habla de un periodo de avivamiento de la iglesia.
La Influencia de Charles Finney
A principios de 1800 fue una época importante para el avivamiento en Estados Unidos. Un líder clave durante este tiempo fue Charles Finney. Finney, un evangelista muy influyente, creía que la salvación y el avivamiento podrían ser producidos con el uso correcto de los medios. En su opinión, dado el entorno adecuado y el estado de ánimo, los hombres responderían al evangelio. Rechaza abiertamente la perspectiva calvinista de que el hombre es totalmente depravado y totalmente dependiente de Dios para la salvación, Finney sostuvo la perspectiva arminiana de que el hombre no es totalmente depravado y que la voluntad del hombre es libre de elegir a Dios por su cuenta. Como resultado de ello, diseñó sus cultos de avivamiento, entonces, para agitar las emociones de su audiencia para que tomaran una decisión por Cristo. Él escribió: “Un avivamiento no es un milagro, ni depende de un milagro, en ningún sentido. Se trata de un resultado puramente filosófico del uso correcto de los medios –tanto como cualquier otro efecto producido por la aplicación de los medios. . . . Un avivamiento es, naturalmente, tanto un resultado de la utilización de los medios como un cultivo lo es de la utilización de sus medios apropiados.” (7) Para Finney, tener un avivamiento era sólo una cuestión del uso de los medios adecuados. Este tipo de pensamiento, sin embargo, es obviamente centrado en el hombre y hace que la salvación sea algo que dependa del uso correcto de los medios humanos, no sobre la base de la gracia soberana y la obra del Espíritu Santo. La filosofía de la salvación y avivamiento de Finney es claramente anti-bíblico. Curiosamente, sin embargo, las ideas y los métodos de Finney acerca del avivamiento siguen teniendo un gran impacto en las reuniones de avivamiento modernas. Mucho de lo que se hace en las reuniones de avivamiento de la actualidad, incluyendo el “llamado del altar” y apelaciones emocionales para tomar decisiones por Cristo, se pueden remontar hasta él. Gran parte de lo que ocurre en las reuniones de avivamiento de hoy entonces, encuentran sus raíces en Finney más que en la Biblia.
2. Las Reuniones de Avivamiento de Hoy Son Orientadas a la Experiencia
Otra preocupación con las reuniones de avivamiento es el énfasis en la experiencia. Algunos partidarios del avivamiento creen que muchas de las experiencias registradas en las Escrituras pueden y deben repetirse en nuestras vidas hoy en día. Según ellos, hoy en día los cristianos deben experimentar muchos de los mismos fenómenos que los santos de Dios tuvieron en la Biblia. Por ejemplo, Martyn Lloyd-Jones en su libro Avivamiento, dice que la revelación de Dios de Su gloria a Moisés en Éxodo 33:18-23, deberá ser buscada por los creyentes de hoy:
La oración por avivamiento es, en última instancia, una oración basada en la preocupación por la manifestación de la gloria de Dios, y recuerde que esto puede ocurrir tanto individual como colectivamente. Moisés conoció la gloria de Dios. Él no la había visto, pero él creyó a Dios. Había aceptado la revelación y había tenido manifestaciones extrañas aquí y allá. Y sobre la fuerza de esto, dijo: “Ahora, déjame ver tu gloria, deja que se manifieste.” Y esa debe ser nuestra posición. . . . Sabemos que Dios está ahí con toda su gloria, y la necesidad es que debemos ser movidos, al igual que Moisés, a desear la manifestación de la gloria. Es casi inconcebible, ¿es posible que no haya algún cristiano que no ofrezca esta oración de Moisés? 8 [énfasis mío]
Pero los creyentes de hoy ¿deben estar buscando las manifestaciones de la gloria de Dios, como Moisés las tuvo? Un principio básico de interpretación de la Biblia es que los creyentes no deben considerar las experiencias de las personas en la Biblia como normativas para todos los creyentes. Por otra parte, si lo que le pasó a alguien en tiempos bíblicos se considera normativo para todos los creyentes, debe estar en armonía con lo que se enseña en las Escrituras en otros lugares. Tratar de duplicar las experiencias en la Escritura sólo puede conducir a la confusión y error. Las experiencias de Moisés no se han de buscar por todos los creyentes de hoy. Como dice la Biblia, Moisés fue un hombre único que vivió en un tiempo único:
Desde entonces no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien el Señor conocía cara a cara, nadie como él por todas las señales y prodigios que el Señor le mandó hacer en la tierra de Egipto, contra Faraón, contra todos sus siervos y contra toda su tierra, y por la mano poderosa y por todos los hechos grandiosos y terribles que Moisés realizó ante los ojos de todo Israel. (Deuteronomio 34:10-12).
Es importante que la Palabra de Dios señala claramente el ministerio de Moisés como único. No existe indicación de que alguien en Israel haya experimentado nada como Moisés. Tampoco hay ninguna razón para creer que lo que Moisés experimentó debe buscarse por los creyentes hoy.
Lloyd-Jones también da otros ejemplos de experiencias en la Biblia que los creyentes deben estar experimentando hoy en día: la visión del Señor de Isaías sentado en su trono alto y sublime, con la orla de su manto llenando el templo (Isaías 6:1-7), la visión del apóstol Juan del Cristo glorificado (Apocalipsis 1), el encuentro de Saulo con Cristo en el camino a Damasco (Hechos 9:1-18), los apóstoles viendo a Cristo transformado delante de ellos en el monte de la Transfiguración (Mateo 17), y Pablo ser llevado hasta el tercer cielo (2 Corintios 12). (9) En cuanto a experiencias como éstas Lloyd-Jones dice que “nunca debemos olvidar que todo esto es posible en cualquier momento a la persona.”(10) Sin embargo, esta afirmación no tiene en cuenta los ministerios únicos de estos hombres. Isaías era un profeta, Pablo y Juan eran apóstoles. La Biblia no indica que sus experiencias deben ser normativas para todos los creyentes de todos los tiempos.
Lloyd-Jones, anticipándose a esta respuesta, dice:
-‘Ah, pero,’ dice alguien, ‘esos sólo ha sucedido con los hombres en el Escrituras.’ No, eso no es así. Esto es algo que ha estado pasando el pueblo de Dios que se han dado cuenta de las posibilidades y que, a lo largo de los siglos han buscado a Dios mismo. (11)
Sin embargo, contrariamente a lo que Lloyd-Jones dice y los ejemplos que da, tratar de repetir las experiencias de las personas en la Biblia sólo conduce a problemas. Salvo en el caso único de Moisés, ninguna de las experiencias mencionadas fueron buscadas por las personas involucradas. El hecho de que una experiencia es genuina, no significa que se pueda repetir. Sin embargo, gran parte del movimiento actual de avivamiento se basa sobre el fundamento inestable de tratar de construir una teología de la experiencia.
El Fenómeno del Avivamiento
Otra preocupación con algunas reuniones de avivamiento son los fenómenos inusuales que tienen lugar allí. Al comentar sobre las experiencias a veces asociadas con avivamiento, Lloyd-Jones dice:
Entonces, ¿qué son estos fenómenos a los que me refiero? Me parece que la mejor manera de clasificarlos es ponerlos en dos apartados. En primer lugar, hay ciertos de fenómenos físicos. Bajo la influencia de este gran poder, la gente puede, literalmente, caer al suelo bajo la convicción de pecado, o incluso desmayarse, y permanecer en un estado de inconsciencia, tal vez por un tiempo considerable. . . . Luego están las personas que parecen entrar en trance. Ellos pueden sentarse o pueden estar de pie, y que están viendo a la distancia, obviamente, ven algo, y sin embargo, están totalmente inconscientes y conscientes de su entorno. No parecen ser capaces de escuchar nada, ni ver nada de lo que pueda estar sucediendo alrededor de ellos. Están viendo claramente algo con un ojo espiritual, que no es visible para los demás, y un estado de trance es la única manera en que puedo describirlo. (12)
A veces las personas son tan culpables y sienten el poder del Espíritu a tal punto que se desmayan y caen al suelo. A veces hay incluso convulsiones, convulsiones físicas. Y a veces la gente parece caer en un estado de inconsciencia, en una especie de trance, y pueden permanecer así durante horas. (13)
Experiencias como éstas son sin duda una parte del avivamiento. La naturaleza mística de estas experiencias es alarmante. En ninguna parte del Nuevo Testamento se le dice a la iglesia que busque y espere tales experiencias místicas.
La siguiente declaración de Lloyd-Jones tiene grandes implicaciones sobre la validez de las reuniones de avivamiento y lo que tiene lugar en ellas:
Hoy en día hay una gran cantidad de charlas y escritos muy disolutas y peligrosas de lo que pasó en el día de Pentecostés. La gente va acepta acríticamente la explicación de que lo sucedido en el día de Pentecostés fue una vez y para siempre y no volverá a repetirse. Ahora, es importante que examinemos eso porque, si eso es realmente cierto, es muy erróneo orar por un avivamiento. (14)
Este es un punto importante. Lloyd-Jones admite que si la experiencia de Pentecostés fue única y no se repetirá hoy en día, “es muy erróneo orar por un avivamiento.” En otras palabras, si la experiencia de Pentecostés no es repetible y normativa no tenemos ninguna base bíblica para las reuniones de avivamiento y las experiencias que tienen lugar en ellas. Eso es correcto. Lo que sucedió en Pentecostés era exclusivo de las personas presentes entonces. No vemos los acontecimientos de Pentecostés repetidos en el Nuevo Testamento ni se nos dice que busquemos esas experiencias hoy. No hay casos verificables de lenguas como de fuego repartiéndose en las personas (Hechos 2:3). No hay casos documentados de personas que hablan idiomas que nunca han aprendido (Hechos 2:5-13). Nunca se nos dice que busquemos estas experiencias. Los que experimentaron estas cosas, según consta en la Escritura, no esperaban ellos. Como resultado de ello, no deberíamos estar tratando de reproducir lo que sucedió en Hechos 2 ni debemos tratar de usar Hechos 2 como texto de prueba para el avivamiento.
El Peligro de Dejar de Lado la Teología por la Experiencia
Este énfasis en la experiencia se ha extendido en la Iglesia Evangélica. Una vez me encontré con un hombre que era el líder del departamento de teología de una gran organización Carismática en el sur de California, cuyos miembros provenían de una variedad de denominaciones y creencias doctrinales. Le pregunté qué le dio unidad a la organización, y me dijo: “Oh, que todos compartimos la misma experiencia común en el Espíritu Santo.” Su declaración hizo un gran impacto en mí porque la unidad que describió no se basaba en la teología o en convicciones fundamentales –sino en la experiencia. Ahora nosotros los evangélicos que nos hemos mantenido consistentemente en contra del énfasis en la experiencia carismática han llegado al mismo lugar. Hemos hecho de la experiencia de la base de lo que hacemos y no la Biblia.
3. Las Reuniones de Avivamiento Suelen Hacer Hincapié en un Enfoque no Bíblico de Crecimiento Cristiano
Uno de los grandes problemas teológicos con el movimiento actual de avivamiento es su enfoque de crecimiento cristiano. Las reuniones de avivamiento a menudo se basan en lo que se conoce teológicamente como “santificación de crisis.” En pocas palabras, “la santificación de crisis” es la idea de que una persona puede salvarse, pero que en realidad no entrega su vida totalmente a Dios hasta que alguna “crisis” sucede en su vida. Dicho de otra manera, de acuerdo con este punto de vista, algunos cristianos (si no la mayoría) no reciben vidas cambiadas vidas en el momento de su salvación. Más bien, sus vidas transformadas llegarán en algún momento después de su salvación cuando se enfrenten con un poco de “experiencia de crisis.” Porque estos cristianos, necesitan una “experiencia de crisis” para cambiar radicalmente sus vidas y llevarlos hasta el punto en que se sometan a Dios de una manera que no ocurrió en su salvación. Con este enfoque, una persona puede haber confiado en Cristo para la salvación, pero no es hasta más tarde, tal vez incluso años más tarde, cuando algún acontecimiento dramático como una reunión de avivamiento o llenura del Espíritu Santo cause el cambio real.
Esencial a la idea de la santificación de crisis está la creencia de que hay dos puntos separados de transformación en la vida del creyente, la salvación y luego la santificación. Un autor que partidario de las reuniones de avivamiento declaró, “la aplicación de la muerte de Cristo puede comenzar en una experiencia de crisis (tal vez la sala de oración de avivamiento)” (15).
Según esta declaración, la aplicación de la muerte de Cristo y el comienzo del crecimiento cristiano no puede suceder inmediatamente a la salvación, pero puede ocurrir más adelante, tal vez en una reunión de oración de avivamiento. Así que una diferencia de tiempo puede existir entre la salvación y el tiempo en que un creyente puede comenzar a vivir para Dios como debería. Este autor también dijo:
Los evangelistas subrayan que el avivamiento es tanto una crisis como un proceso. Muchas personas necesitan una crisis antes de que se quebrante ante Dios, un corazón contrito y humillado Dios no despreciará. Entonces, por supuesto, el proceso de caminar en el Espíritu y crecimiento en la gracia puede comenzar.(16)
Recuerde que este autor se refiere a los creyentes. Según él, muchos creyentes tienen una crisis en algún momento después de la salvación antes de que se “quebrante delante de Dios.” Sin embargo, ¿puede ser una persona verdaderamente salva aquel que nunca se ha quebrantado delante de Dios? ¿Acaso la verdadera salvación no implica un volver del pecado y voluntariamente a seguir a Cristo sin importar el costo? Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). Tomar la propia cruz es el camino de la auto-negación. Es un reconocimiento del propio pecado e indignidad ante Dios. Es un compromiso de seguir a Cristo, incluso hasta el punto de la muerte. Por su naturaleza, convertirse en discípulo de Cristo implica que ha sido quebrantado delante de Dios. Sin embargo, si este autor esta en lo correcto hay algunos cristianos que son salvos, pero aún no se han quebrantado delante de Dios. Estos cristianos no quebrantados luego necesitan una crisis para que rendirse a Dios y en ese momento se puede iniciar el proceso de caminar en el Espíritu y del crecimiento en la gracia. Eso no es correcto. Como veremos, la Biblia enseña que el camino del crecimiento cristiano comienza inmediatamente a la salvación y no comienza en algún momento después de la salvación cuando nos enfrentamos a alguna experiencia de crisis.
Perspectiva Biblica de la Santificacion
Sabemos por las Escrituras que cuando Dios salva a la gente, Él hace algo más que salvarlos de una eternidad en el infierno. También trabaja para llevarlos a la piedad y la madurez en esta vida. Esto es lo que se llama. “Santificación.” El término “santificación” es bíblico (ver Romanos 6:22, 1 Tesalonicenses 4:3) y simplemente se refiere al proceso por el cual Dios lleva al creyente a la madurez espiritual. La Biblia enseña que este proceso se inicia inmediatamente cuando una persona se salva:
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.(Romans 6:3-4).
Cuando una persona cree en Cristo y se identifica con El en su muerte, sepultura y resurrección, el es resucitado para “aminar en una vida nueva.” En la salvación del cristiano nuevo de inmediato comienza a recorrer un camino de creciente justicia y santidad. En 2 Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron, he aquí todas cosas nuevas.” Esto no quiere decir que un nuevo creyente es instantáneamente maduro y nunca peca o lucha en su vida cristiana. Pero cuando una persona es salva, se le da una nueva naturaleza, y él comenzará a evidenciar su salvación mediante una vida recta. La salvación y la santificación, entonces, son partes inseparables del paquete de salvación de Dios. Cuando un cristiano se salva, entonces se pone en el camino de la santificación (crecimiento cristiano). Al contrario de los que sostienen que una persona puede llegar a ser un cristiano y no dar ninguna evidencia de ser cristiano hasta que alguna “experiencia de crisis,” la Biblia enseña que debemos comenzar a vivir para Dios inmediatamente cuando somos salvos. No necesitamos una “crisis” antes de empezar a vivir para Dios.
El camino hacia el crecimiento y la madurez espiritual comienza en la salvación mientras caminamos por el Espíritu y obedecemos la Palabra. Ciertamente, durante nuestra vida cristiana el Señor trabaja de diferentes maneras y puede traer ciertas pruebas y experiencias para ayudarnos a crecer, pero en ninguna parte de la Biblia se nos dice que busquemos una experiencia después de la salvación que finalmente nos llevará por el camino de servir al Señor como deberíamos.
4. Las Reuniones de Avivamiento a Menudo Tienen un Enfoque no Bíblico Respecto a los Demonios
Tal vez una de las mayores preocupaciones teológicas con las reuniones de avivamiento es la doctrina no bíblica de ser promotor respecto a los demonios. El Avivamentista, W.L. McLeod, por ejemplo, en la introducción a su libro, Fellowship With the Fallen (Comunión Con Los Caídos), afirma que pasa por lo menos una noche durante sus cruzadas para dar una conferencia sobre el tema de cómo los creyentes pueden ser entrenados en la guerra contra los demonios. Por sus declaraciones deja claro que él cree que los cristianos pueden ser habitados de alguna manera por los demonios.
Ahora bien, si usted lo llama posesión o invasión hace muy poca diferencia. Cristianos y no cristianos pueden tener demonios en su persona y requieren de liberación. (17)
He sabido de muchos casos de personas que tenían demonios que se convirtieron en cristianos después de algún tiempo, pero cuya conversión no soluciono el problema con el demonio. (18)
Este tema de la demonización del creyente es un asunto teológico serio. Aquí tenemos un evangelista prominente que cree que los cristianos “pueden tener demonios en su persona y requerir liberación.” Mientras él trata en su libro de hacer una distinción entre posesión demoníaca de los no creyentes y la invasión demoníaca de los creyentes –una distinción que la Biblia no hace – el enseña que los creyentes pueden ser invadidos por los demonios “en algunos casos hasta grados alarmantes.”(19)
Sin embargo, en ninguna parte de las Escrituras a los creyentes se les dice que deben estar preocupados por la morada o invasión de demonios.
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 Cor. 6:19).
El cuerpo del creyente pertenece al Espíritu Santo, que no sea de duración al diablo. Tito 2:4 dice que Cristo nos redimió de ser “purificar para si un pueblo para posesión suya.” Si pertenecemos a Cristo, ¿cómo podemos estar a la vez bajo el control del diablo? “Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.”(1 Juan 4:4). El “Él” que está en el creyente es el Espíritu Santo. El “él” que hay en el mundo es el diablo. El Espíritu Santo que mora en nosotros mayor que el diablo cuya presencia es en el mundo. Si el diablo está en el mundo, no puede estar en nosotros. “Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que aquel que nació[a] de Dios lo guarda y el maligno no lo toca.” (1 Juan 5:18). Esta es una promesa para todos los creyentes. Dios no permite que el maligno entre en contacto con los que son suyos.
En su libro, McLeod detalla cómo se da cuenta si los creyentes han sido víctimas de una invasión demoníaca:
Normalmente hago que las personas vayan a través de mi lista de sesenta áreas de ciencias ocultas y me digan en qué áreas han estado involucrados. En muchos, muchos casos, esto saca a la luz las prácticas ocultistas. . . . Puedo revisar para saber si sus padres han estado tan involucrados. Esto es a veces el factor que ha llevado a la ruina a sus vidas.( 20)
Si la persona ha estado involucrada en alguna área o áreas de las ciencias ocultas, entonces usted debe dar por sentado que existe un CIERTO GRADO de invasión demoníaca. (21) [énfasis en el original].
McLeod cree que la participación ocultista en el pasado por los individuos o las prácticas ocultistas por los padres de la persona puede ser la causa de la invasión de los demonios. Pero, ¿puede la participación ocultista pasada extenderse a la vida de un creyente después de que él se salve? No de acuerdo con la Biblia.
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre[a], El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo (Heb. 2:14).
De este pasaje podemos ver claramente que la muerte de Cristo hizo al diablo “impotente.” “Hacer impotente” significa que el poder de control se rompe. Esto significa que el poder del diablo sobre los creyentes se rompió. No importa el trasfondo ocultista nosotros o lo que nuestros antepasados pudieron haber tenido, el diablo ya no tiene control sobre nosotros. Romanos 6:4 dice: “Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.” La salvación es una ruptura radical de nuestra antigua vida. Cuando nos identificamos con Cristo en la salvación, ahora somos libres para “andar en novedad de vida.” Cristo nos da un nuevo comienzo, no importa el trasfondo ocultista que nosotros o nuestros padres pudieron haber tenido. Si cualquier servidumbre ocultista continua después de nuestra salvación, no seríamos capaces de caminar en novedad de vida. Note, que la Escritura no dice: “que andemos en novedad de vida, a menos que, por supuesto, los demonios ancestrales todavía estén alrededor.” Eso es absurdo.
Pecado: ¿Quién Tiene la Culpa?
Nuestra teología acerca de los demonios y ya sea que pueda invadir a los creyentes o no, tiene un gran impacto en la forma en que tratamos de ayudar a los cristianos en su caminar. Si los demonios pueden invadir a los creyentes y controlar su comportamiento de alguna manera, entonces esto afecta en gran medida la forma en que tratamos con el comportamiento pecaminoso de la vida de las personas. Si los demonios son los culpables de conducta pecaminosa, ellos, no el individuo, son responsables de las acciones y el viejo refrán: “El diablo me obligó a hacerlo” no está demasiado lejos. Por ejemplo McLeod dice:
Cuando las personas se ven afectadas por los malos pensamientos y prácticas lujuriosas, y cuando se encuentran en mentira y tal vez blasfemando a Dios, es muy probable que haya algún grado de invasión demoníaca. (22)
Si la persona tiene problemas para leer la Biblia, orar o tener comunión con otros creyentes, entonces usted debe sospechar de lo demoníaco. (23)
Una persona con demonios suele encontrarse incapaz de someterse a Dios, porque los demonios no le permiten hacerlo. ( 24 )
Si estas afirmaciones son ciertas, prácticamente todo creyente puede ser un candidato para la liberación demoníaca. Sin embargo, ¿que creyente nunca ha tenido problemas con malos pensamientos y lujuriosos? ¿Quién no ha tenido problemas con la lectura de la Biblia, orar o tener comunión con otros creyentes? ¿Son estas razones para “sospechar algo demoníaco”? ¿Por qué es importante esto? El peligro es que la gente va a las reuniones de avivamiento en busca de ayuda y cuando se menciona este tipo de problemas se les dice que los demonios son el problema. La Biblia, sin embargo, no culpa a los demonios por el comportamiento pecaminoso. La Biblia nos dice que “cada uno es tentado cuando es arrastrado y seducido por su propia pasión” (Santiago 1:14). La Biblia llama a las actividades pecaminosas “las obras de la carne” (Gálatas 5:19), no los hechos de los demonios. Jesús dijo: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad” (Marcos 7:21 - 22). Nosotros tenemos la culpa por el pecado. Satanás tienta y engaña, pero en ninguna parte de la Escritura vemos la invasión de demonios a los creyentes como la razón de la conducta pecaminosa.
Hablar a los Demonios
No existe mucha diferencia entre los métodos de McLeod para hacer frente a los demonios y los métodos tradicionales utilizados por algunos carismáticos. En su capítulo, “Cómo Tratar con la Invasión de los Demonios o la Posesión” McLeod dice cómo trata el con la posesión o la invasión de demonios en las personas. Según él, después de que hayan quitado todos los objetos ocultos, deben orar de nuevo renunciando al diablo. (25) Si el demonio no permitirá que la persona diga una oración de renuncia, McLeod dice que hace lo siguiente:
Cuando esto sucede, simplemente ordene a los malos espíritus a romper su dominio. . . . Sea muy paciente aquí y manténgase reprendiendo a los demonios en el Nombre del Señor Jesucristo. (26)
Después de esta oración de renuncia, McLeod dice que la persona puede sentir cosas inusuales como manos o pies que son entumecidos o la sensación de descargas eléctricas disparando a través de su cuerpo. De todos modos, después de la oración de renuncia, dice, “Entonces ordeno a todos los demonios a dejar a la persona en el Nombre del Señor Jesucristo.” (27) Sin embargo, ¿cuando en la instrucción de la iglesia se nos dice que las manos y los pies son entumecidos o de toques eléctricos a través del cuerpo? ¿Dónde se nos dice que hablemos a los demonios? Por el contrario, la Escritura nos dice que debemos “resistir al diablo” (Santiago 4:07). Debemos “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resistidle firmes en la fe,” (1 Pedro 5:8-9). Debemos “fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10). Hacemos esto poniéndonos la “armadura de Dios,” que consiste en la verdad, la justicia, el Evangelio, la fe, la salvación, la palabra de Dios, y la oración (Efesios 6:13-19). La Biblia no nos dice que hablemos a Satánas o echarlo fuera. Debemos tener cuidado cuando los hombres vienen con ideas de hacer frente a los demonios las cuales no vienen de la Biblia.
Me temo que algunas personas que van a las reuniones de avivamiento son engañadas al pensar que muchos de sus problemas son el resultado de los demonios. Se les dirá que los demonios son la causa de determinadas conductas pecaminosas y si se quita ese demonio experimentarán la victoria en esas áreas. Sin embargo la Biblia no nos dice que los demonios invaden creyentes ni nos dice que debemos eliminar demonios para vivir vidas cristianas productivas. La Biblia nos dice que el diablo es un tentador y engañador y tenemos que estar al tanto de sus planes astutos. La Biblia nos dice que hagamos batalla con la carne y debemos todos los días “andar en el Espíritu,” por lo que “no cumpliréis el deseo de la carne.” (Gálatas 5:16). Al someternos a Dios, andando en el Espíritu y obedeciendo Su Palabra veremos la victoria en nuestro caminar cristiano.
5. El Plan de Dios Para el Crecimiento Espiritual es la Iglesia
Como hemos visto, las reuniones de avivamiento nunca se mencionan en las Escrituras como parte de los medios de Dios para llevar a los creyentes a la madurez espiritual. ¿A dónde pueden acudir los creyentes por ayuda para madurar en su caminar cristiano? La respuesta es una iglesia creyente en la Biblia. De las 114 referencias a la iglesia en el Nuevo Testamento más de 90 se refieren a la iglesia local. Ahí es donde está el énfasis de Dios para los creyentes de hoy. En Efesios 4:11-13 declara,
Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Dios ha dado a hombres dotados a la iglesia, quienes, a través del ministerio de la Palabra, ayudan a llevar a los creyentes a la madurez espiritual. Ese es el plan de Dios. La mejor manera para que los creyentes crezcan en su caminar cristiano es participar activamente en una iglesia que cree y enseña la Palabra de Dios. Al aprender y aplicar la Palabra estarán equipados para el ministerio y crecerán a la madurez. La tarea de ayudar a los creyentes a crecer no pertenece al líder de avivamiento sino al Espíritu Santo, que utiliza “evangelistas,” “pastores” y “maestros” en la iglesia local. La pregunta que hay que hacerse es: ¿por qué necesitamos reuniones de avivamiento, si el plan de Dios para el crecimiento es en el contexto de la iglesia local?
Conclusion
El propósito de este libro ha sido el de mirar a las cuestiones de las reuniones de avivamiento y al avivamiento desde un punto de vista bíblico y teológico. Hemos visto que muchas de las ideas modernas sobre avivamiento y reuniones de avivamiento no encuentran apoyo en las Escrituras. Debemos alabar a Dios por cualquier ministerio de la Palabra que ha tenido lugar en estas reuniones, pero al mismo tiempo, debemos tener cuidado de no involucrarnos en algo que no encuentra una base en la Biblia.
* * * * *
Notas
1. Erwin W. Lutzer, Flames of Freedom (Chicago, IL: Moody Press, 1976), 135-36.
2. Ibid., 136.
3. Martyn Lloyd-Jones, Revival (Westchester, IL: Crossway Books, 1987), 99.
4. William McLeod, Revival: God’s Work (Canadian Fellowship, n.d.) tract.
5. Lloyd-Jones, Revival, 166.
6. Duncan N. Campbell, The Nature of God-Sent Revival (Montvale, VA: Christ
Life Publications, n..d.) 11.
7. Charles G. Finney: An Autobiography (Old Tappan, N.J.: Revell, n.d.), 4.
8. Lloyd-Jones, Revival, 216.
9. Ibid, 218.
10. Ibid, 213.
11. Ibid, 218-19.
12. Ibid, 134.
13. Ibid, 111.
14. Ibid, 199.
15. Lutzer, Flames of Freedom, 151.
16. Ibid, 158.
17. William McLeod, Fellowship with the Fallen (Prince Albert, Saskatchewan:
Northern Canada Mission Press, n.d.) 35.
18. Ibid, 36.
19. Ibid, 168.
20. Ibid, 170.
21. Ibid, 174.
22. Ibid, 170.
23. Ibid, 171.
24. Ibid.
25. Ibid, 176.
26. Ibid.
27. Ibid, 177.
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