Mi Cónyuge no Cumple con Mis Necesidades
Por Mark Altrogge
“¿Y que si me caso con alguien, y luego me encuentro con alguien más atractivo o gracioso? ¿Y que si no me satisface? Me temo que voy a estar insatisfecho(a) o descontento (a).”
“Mi esposo no cumple con mis necesidades. Verá, necesito el romance y el afecto, y mi marido no es muy cariñoso. Necesito a alguien que me pueda dar esto.”
¿Qué hay de malo con estas declaraciones? Lo que está mal es que cada una de estas personas tiene expectativas que su cónyuge o futura pareja de matrimonio debería siempre y continuamente cumplirlas.
Tim Keller, en su libro El significado del matrimonio (que recomiendo encarecidamente) dice:
Los hombres y las mujeres de hoy no ven el matrimonio como una forma de crear carácter y de comunidad, sino como una manera de alcanzar los objetivos personales de la vida. Todos ellos están buscando una pareja para casarse que “cumplirá sus deseos emocionales, sexuales y espirituales.” Y eso crea un idealismo extremo que a su vez conduce a un profundo pesimismo de que usted pueda alguna vez encontrar a la persona adecuada para casarse. Esta es la razón por la que muchos posponen el matrimonio y pasan por alto grandes prospectos de cónyuges que simplemente no son “suficientemente buenos.”
Permítanme repetir una frase: “Todos están buscando una pareja que cumpla sus deseos emocionales, sexuales y espirituales.”.
Cuando tenemos la expectativa de que un marido o una esposa nos cumplirá nuestras expectativas, nos preparamos para la desilusión, porque ningún ser humano puede satisfacer a otro ser humano. Esperar que otro ser humano pueda satisfacer nuestras necesidades es pedir demasiado a nadie. Porque sólo Jesús puede satisfacer nuestras necesidades. Sólo Jesús nos puede satisfacer. Sólo Jesús puede satisfacer todos nuestros deseos.
Las expectativas son asesinos.
Si usted entra en un matrimonio con las expectativas de la otra persona, y luego no cumplen con esas expectativas, usted será frustrado e infeliz. Las expectativas son peligrosas y siempre te defraudarán. A menos que usted tenga expectativas como éstas - espero:
- Que mi conyugue se equivocara de muchas maneras.
- Que mi conyugue no cumplirá mis deseos.
- Que mi conyugue no siempre tratará de agradarme.
- Que mi conyugue no siempre me entenderá.
- Que mi conyugue no siempre me apreciara.
- Que mi conyugue no me amara de la manera que quisiera.
Si sucede que su cónyuge realmente la aprecia, le ama o le sirve, entonces ¡alabado sea Dios! Será inesperado. El problema viene cuando tenemos expectativas y después no se cumplen. Sin embargo, aquí están las expectativas que usted puede cultivar - de sí mismo:
- Que debo servir a mi conyugue y entregar mi vida por él / ella.
- Que yo debería tratar de complacer a mi conyugue.
- Que debería tratar de escuchar y entender a mi conyugue.
- Que yo debería tratar de dar mi vida por mi conyugue.
- Que yo debería tratar de cumplir con sus deseos lo mejor que pueda.
- Que yo debería tratar de amar a mi cónyuge.
Aquí está mi sugerencia: No ponga su mirada en donde su cónyuge tiene que cambiar. Mire a donde usted necesita cambiar. No tenga expectativas de su cónyuge. Si tienes expectativas, colóquelos sobre usted mismo.
Si alguien tiene derecho a tener expectativas de nosotros es Jesús. Pregúntele qué le gustaría que hiciera usted para complacer a su cónyuge. Pídale que le ayude y que le haga un siervo(a) más alegre en la casa y no preocuparse si alguien le está sirviendo o no
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