La Ira es la Respuesta de Amor Hacia el Pecado
Tim Challies
Lea una visión externa sobre los calvinistas o el calvinismo, y estará seguro de leer algo acerca de la ira de Dios. En todo momento. El Dios del calvinismo es un Dios airado, vengativo, hirviendo de ira en contra de cualquier parte de la creación que se haya vuelto contra él. Tal, no es un Dios de amor. Claro, puede haber un poco de amor para sus elegidos, pero para el resto del mundo esta enojado, meditando esperando ansiosamente el día del juicio en el que echará el resto de la humanidad en las llamas del infierno.
Supongo que los calvinistas no siempre han dado otras razones para pensar que esto es lo que creemos que es verdad de Dios. Tal vez los calvinistas a veces han errado por el exceso de énfasis en la ira de Dios y lo han hecho a costa de su amor. Pero este Dios furioso y vengativo no es el verdadero Dios de los calvinistas.
Es bueno y útil tener en cuenta la relación del amor de Dios a su ira. ¿Son iguales estas características o una es mayor que la otra? ¿Cómo puede Dios amar y odiar? El libro de Michael Wittmer No Deje de Creer es una mirada muy buena y muy popular a algunas de las preguntas difíciles que enfrentan los cristianos hoy en día y ofrece una respuesta contundente. Una de esas preguntas se refiere a la cruz, y si, como algunos han sugerido, una concepción tradicional cristiana de la cruz equivale a un abuso infantil cósmico.
En este capítulo, Wittmer explica cómo que puede (y debe) conciliarse la ira de Dios con su amor. “La Escritura dice que Dios es amor y que tiene ira. Esto significa que el amor es más profundo que la ira en el carácter de Dios. El amor es la perfección esencial, sin la cual no sería quien es. La ira es la respuesta del amor hacia el pecado. Es el reflejo voluntario de Dios en todo lo que destruye su buena creación. Dios está en contra del pecado, porque él por nosotros, y él descargará su furia sobre todo lo que nos daña.”
El amor está en el centro mismo de Dios. 1 Juan 4:8 dice: “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.” A través de toda la eternidad, Dios ha sido amor, él ha existido en un estado de amor del Padre al Hijo, del Hijo al Espíritu, del Espíritu al Padre. Nunca ha habido un momento en que Dios no haya venido expresando el amor, ni lo será nunca. Pero la ira de Dios es muy diferente. Dios no siempre ha estado airado. No siempre ha tenido que expresar ira. Su ira es una reacción a la falta de amor –la falta de amor por él o por falta de amor a los demás. La ira es una respuesta al pecado. Por lo tanto, la ira no existía hasta que el pecado comenzó a existir. Y como el pecado vino a existir, Dios tuvo que responder a ello de una manera que sea consistente con su carácter sagrado. La respuesta de Dios al pecado es ira. ¿Como podía ser de otra manera? El pecado es la traición cósmica contra el Creador del universo. Él tiene que responder.
En la cruz, el amor de Dios se reunió con la ira de Dios. Wittmer, dice, “Jesús soportó la ira de Dios cuando él cargó con la maldición del pecado, pero que también experimentó el amor de Dios, porque la cruz era un paso necesario para coronar a Jesús como Redentor y Señor del mundo, el Señor cuyo nombre es exaltado obliga a toda rodilla doblarse. Del mismo modo, a pesar de que recibimos la gracia inmerecida de la pasión de Jesús, nuestro viejo hombre de pecado debe morir para resucitar a su nueva vida de amor.” Y así la ira está estrechamente ligada al amor. Si Dios no ama, Dios no estaría airado. Es a causa de su amor que Dios tiene que sentir y expresar su ira. No se pueden separar perfectamente los dos. “Todo acto de Dios brota de su amor, incluso –y sobre todo, aquellos que demuestran su ira.”
¿Es un Dios de amor o de ira? Dios expresa tano el amor como la ira, pero donde la ira se demuestra, el amor es personificado. Dios es amor.
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