lunes, diciembre 10, 2012

El Dolor Bueno: 5 Formas en Que su Dolor Puede Glorificar a Dios

clip_image001El Dolor Bueno: 5 Formas en Que su Dolor Puede Glorificar a Dios

Por Clint Archer

Si Cuando usted necesita consolar a un amigo cristiano en la pérdida de un ser querido, usted necesita estar preparado con un botiquín espiritual de versículos para ayudar a que la sanidad inicie.

Esta lista no es de ninguna manera exhaustiva, y si usted tiene algún otro bálsamo para agregar al caché, por favor, no dude en hacerlo en la sección de comentarios.

Estos son los cinco puntos que he encontrado útiles para cubrir con alguien que quiere honrar a Dios en su dolor.

1. Resista la tentación de estar enojado con Dios.

Es natural que los dolientes experimenten un sentimiento de indignación, incluso rabia, por la pérdida de un ser querido. Esto, creo, es la respuesta normal de nuestra alma a la maldición. Reconocemos en lo profundo de nosotros que la muerte no es natural, y todo en nosotros clama a gritos justicia y que la muerte detenga su devastación. El problema es que la mayoría de la gente esta teológicamente mal preparada para el impacto de estas emociones.

Su ira puede entonces ser mal dirigida. La gente que esta dolida por las punzadas de las heridas recientes de una pérdida, pueden tener la tentación de dirigir erróneamente su indignación ante Dios. A menudo se dice, algo así como: “Estoy tan enojado con Dios en este momento ni siquiera puedo orar.”

Digo “tentado” porque estar enojado con Dios es siempre un pecado.

Santiago 1:20 “La ira del hombre no obra la justicia de Dios.”

Dios nunca peca, y Él nunca hace nada injusto. La ira es una respuesta adecuada a un asalto a la gloria de Dios (como cuando Jesús limpió el templo). Pero estar enojado con Dios es apuntar sus armas contra un amigo en lugar del enemigo. En una época de trauma emocional, los creyentes a veces necesitamos que nos recuerden a resistir la tentación de pensar mal acerca de su amado Salvador.

2. Descansa en la Soberanía de Dios.

Cuando llega la muerte de una manera especialmente inesperada, por ejemplo en un accidente súbito, o en los casos en que un niño es llevado de repente, siempre hay una sensación de que esto no debía haber sucedido. Nos deja tambaleandonos en la emboscada del destino. Esta sensación de ser atrapado con la guardia baja a veces puede llevarnos a sentir que Dios también fue sorprendido. Puesto que Él no nos proveyó de una advertencia o tiempo de preparación, como cuando es diagnosticado con una enfermedad terminal y se suministra con un pronóstico de tiempo, podemos sentir como si la pérdida fue casual. clip_image002

Pero la Biblia nos asegura que Dios es absolutamente soberano sobre la vida y la muerte. Nunca es tomado por sorpresa, nunca se sorprende de acontecimientos, no, Dios ordena todo hasta el más mínimo detalle. Esta es la verdad que trae paz y descanso a un corazón que se tambalea bajo el golpe aturdidor de la pérdida repentina.

Mateo 10:29-31 “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”

Esta es una realidad preciosa y profunda que necesita ser impresa en el corazón afligido.

3. Dese Cuenta de Que es Bueno el Dolor.

En estos días de Prozac y antidepresivo sin receta siendo ofrecidos por una comunidad médica obsesionada, necesitamos que se nos recuerde el dolor que se siente en el luto es normal. El dolor no es una condición que debe ser tratado. El dolor no es una enfermedad que necesita ser curada. El dolor es el tratamiento, ¡el dolor es la cura!

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Dios nos equipó con la emoción de la tristeza de la misma manera que Él nos dio el dolor físico. Él quiere que nosotros sintamos cuando las cosas están mal, para que podamos hacer algo al respecto. Cuando usted se siente un pinchazo en la piel usted ve y observa una abeja kamikaze, inyectando veneno en usted. No toma un analgésico para olvidarse de la abeja. Usted se dirige a la picadura.

Cuando murió su amigo Lázaro, “Jesús lloró” (Juan 11:35). Era conocido como un “varón de dolores, experimentado en quebranto” (Isaías 53:3). Jesús no evitó la tristeza, porque no es malo dolerse.

Aliviar el dolor sólo prolonga el período de recuperación. Yo les digo a las personas que aconsejo en estos tiempos oscuros que clamen con todo el corazón si eso es lo que sienten. A veces sólo necesitas una caja de pañuelos, una tina de helado, una habitación oscura, y escuchar un poco de Enya de fondo, así puede tener un lamento muy bueno. La catarsis es un don de Dios. Y la mayoría de la gente testifica que cuanto más lloran, menos frecuentes y meno intenso son los colapsos, hasta que al final son sólo muy ocasionalmente.

4. Regocíjese en la Esperanza del Reencuentro.

Este es un gozo que sólo puede ser apreciado por los cristianos que han perdido a sus seres queridos que están en Cristo. Uno de los placeres dulces del cielo no es sólo ver a nuestro Salvador cara a cara, sino también el reencuentro con nuestros hermanos y hermanas en Cristo que han cruzado el Jordán antes que nosotros.

1 Tesalonicenses 4:13-14 “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.”

Vemos al rey David consolado por esta verdad cuando su pequeño hijo murió. Él confiadamente afirmó que “Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” (2 Samuel 12:20-23).

Este es el lado positivo al que hay que llamar la atención de nuestros amigos a medida que se ven opacados por las nubes de tormenta de la pérdida.

5. Alcanzar a los Demás.

Aunque parezca cruel decirle a un afligido que piense en los demás antes que en sí mismos, es una oportunidad única para que los heridos sean sanados al ministrar a otros que están sufriendo también.

2 Corintios 1:3-5 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.”

clip_image004 Hay un sentido en el que las únicas personas que pueden consolar a aquellos que han perdido a un hijo, o padre, o su mejor amigo, son los que han recorrido el camino marcado por el mismo valle árido de la muerte. Todos los demás que ofrecen trivialidad que suena trillada al oído del afligido. Pero el consuelo que brota de una genuina empatía es un elixir de sanidad en lo que de otra manera es un momento muy solitario.

Una cosa que estoy seguro en la que todos los creyentes están de acuerdo es: sin Cristo en nuestras vidas, la muerte sería imposible de afrontar. Me encanta recordatorio triunfante del apóstol Pablo:

“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”(1 Corintios 15:54-55)

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