Adorando como Eva y Caín (1a. Parte )
Por Wyatt Graham
Si Génesis 4 nos dice algo, es que el pecado rompe nuestra adoración a Dios. Mientras que Dios creó a la humanidad para bendecirlos (Gen 1:28) y vivir la imagen de Dios (Gn 1:26-27), el pecado separo esa bendición y vino la maldición (Génesis 3:14-19). Irónicamente, Adán y Eva pensaron que iban a llegar a ser como Dios al comer del árbol (3:5), a pesar de que ya eran como Dios a su imagen (1:26-27). Desgraciadamente, debido a su concepto erróneo de lo que significaba ser a imagen de Dios, fueron excluidos de la presencia de Dios.
Lamentablemente, como la narrativa sigue, nos enteramos de cómo la “pecaminosidad del pecado” estropeo la plenitud de la adoración (Génesis 4). Las historias de Eva y Caín nos muestran cómo el orgullo y el odio causan estragos en nuestro servicio a Dios. Y sin embargo, Dios es fiel cuando somos infieles. Él puede usar incluso nuestra incapacidad para traernos de vuelta al arrepentimiento y a la adoración de él. Esto se ve especialmente en los dos relatos cuando Eva confía en las promesas de Yahvé, y Caín se arrepiente. Sé que la primera pregunta que aparece en su mente es “¿Qué? ¿No fue el un réprobo? ¿Caín se arrepintió entonces? ” Mi respuesta a esa pregunta es sí, creo que lo hizo (en ese momento). Aunque esto podría ser difícil de vender, creo que el texto nos lleva a esta conclusión sin necesidad de espiritualizar el texto o simplemente leerlo como “historia antigua” sin relevancia para el de hoy.
LA ADORACIÓN Y EL ARREPENTIMIENTO DE CAIN
Vamos a estar de acuerdo para pasar sobre el debate de por qué Dios aceptó la ofrenda de Abel y no la ofrenda de Caín. El texto no hace ningún comentario sobre el “por qué” deL razonamiento de Dios detrás de rechazar la ofrenda de Caín. En realidad, el punto de Génesis 4:1-16 es la discusión entre Dios y Caín y no las ofrendas o el asesinato en sí. De hecho, lo que se supone debemos pensar en este pasaje es la respuesta de Caín a Dios. Debemos tomar el tiempo para pensar acerca de cómo las interacciones de Caín con Dios después de haber rechazado su ofrenda afectó su relación con Dios. Con tan sólo una observación superficial, se puede observar que condujo a la discusión entre Dios y Caín, la respuesta de Caín seriamente enflaquece su comunión con Dios. El pecado tiene consecuencias, una de las consecuencias más escalofriantes es que separa a Dios del hombre. Por supuesto, en este caso (y en muchos casos donde el pecado está implicado) hay también una consecuencia física. Dios castiga físicamente a Caín al exiliarlo y le maldice haciéndolo vagar (4:12). Aquí es donde las cosas se ponen pegajosas, porque si yo estoy diciendo que Caín se arrepintió, ¿por qué Dios no lo devuelve a la relación que tenían con anterioridad? ¿Por qué, en cambio, fue exiliado y condenado a vagar?
Para entender mejor esto, debemos mirar primero a la respuesta de Caín. En Génesis 4:13, Caín dice: “Mi castigo es demasiado grande para soportarla” (ESV). Curiosamente, una nota al pie en la ESV indica que esta frase también puede traducirse como “mi culpabilidad es mayor de la que puedo soportar.” Un rápido análisis del hebreo original puede ayudar aquí. La palabra hebrea que se usa aquí es anon, y las traducciones más comunes son la culpa o el pecado. En este caso, Génesis 4:13 literalmente significa “mi culpa es demasiado grande para llevar / perdonar.” Esto le causo dolor la culpa cargada a Caín, y clamó a Dios con desesperación. Pero para comprender el significado exacto del texto, debemos tener en cuenta el contexto cuidadosamente.
Lo que realmente diferencia el contexto y refuerza esta interpretación es la respuesta de Dios a Caín. De hecho, es Génesis 4:15 que me hace pensar que estaba realmente arrepentido (por lo menos en este momento): “Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.” Yahweh responde diciendo: “¡No es así!” Es decir, el pecado no es demasiado grande para soportarlo. En otras palabras, a pesar de que Caín pecó contra Jehová, Dios fue fiel para perdonar y proveer a Caín de la protección divina. La fidelidad de Dios para bendecir superó la infidelidad de Caín.
Qué gran estímulo ver en el relato de Caín que aunque el pecado rompe la adoración a Dios, el arrepentimiento nos devuelve a la protección y la presencia de Dios. Mientras que Caín no volvió a tener comunión con su familia y la situación que había antes, Dios le concedió a él gracia y protección. Lamentablemente, el legado de Caín está lleno de pecado y rebelión. No aprendió la lección de que nosotros, como lectores, debemos aprender. A diferencia de Caín, tenemos que arrepentirnos y volvernos continuamente a Dios, por lo que con razón podemos adorarle. Después de todo, esta es la forma en que Génesis 4 termina –con la familia de Seth adorando a Dios (v. 26).
PARA LLEVAR
Hay unas cuantas aplicaciones diferentes que podemos tomar del relato de Caín. En primer lugar, Dios desea la adoración de aquellos que viven una vida de arrepentimiento y fe. Aunque Caín se arrepintió, no vemos adoración después de su arrepentimiento. Esta es una clara indicación de que Caín no era un verdadero creyente en Yahvé. De hecho, en Judas 11 nos dice que Caín se acercó a su manera, en rebelión. Y en 1 Juan 3:12, se nos dice que él es del maligno. Es evidente, entonces, aunque Caín se arrepintió inmediatamente, él no puso en práctica el arrepentimiento como hábito de vida, volviendo a la adoración del Señor.
La segunda cosa que aprendemos es que incluso en la mayoría de nuestros momentos sin fe, Dios sigue siendo fiel. ¡Lo que resulta especialmente sorprendente es que Dios es tan fiel a un incrédulo como Caín! Si su fidelidad y bondad se extiende incluso a los que no vuelven a él en adoración, ¿cuánto más lo será para nosotros con corazones renovados y que lo adoran, en espíritu y en verdad? Este ejemplo de la fidelidad de Dios deben dar consuelo cristianos y gran seguridad.
Por último, hay que entender que podemos (y debemos) siempre arrepentirnos y volver a él. De esta manera, realmente adoramos a Dios.
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