¿Qué es la "piedrecita blanca, y un nombre nuevo escrito en la piedrecita"? (Apoc. 2:17)
POR MARK HITCHCOCK
Apocalipsis 2:17 dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”
El significado de la "piedrecita blanca [con] un nombre nuevo" en ella implica una consideración de la imaginería local del primer siglo. Hay tres puntos de vista principales relacionados con las costumbres antiguas sobre el significado de esta piedra blanca. En primer lugar, podría referirse a un procedimiento del sistema jurídico de la época, en el que se utilizaban piedras blancas y negras para transmitir un veredicto de culpabilidad o de inocencia. Los jurados arrojaban una piedra negra (por culpable) o blanca (por inocente) en una urna cuando llegaban a un veredicto. En Apocalipsis 2:17, la piedra blanca podría simbolizar la absolución del creyente ante Dios cuando venga Cristo. El problema aquí es que normalmente no se escribía nada en las piedras utilizadas por los jurados.
En segundo lugar, en aquella época, una piedra blanca servía como amuleto o talismán de buena suerte que se suponía que mantenía a una persona a salvo. Estas piezas "se consideraban doblemente eficaces si nadie más que el portador sabía lo que estaba escrito en ellas".[77] Esta propuesta encaja bien con la imaginería local; sin embargo, parece extraño que nuestro Señor se refiera a una práctica pagana para transmitir la verdad de la protección de un creyente en Cristo.
En tercer lugar, en aquella época era común que la entrada al teatro, a un banquete especial o a algún otro evento se expidiera en forma de una piedra blanca con el nombre de la persona. Estas piedras de tesara admitían al portador en el evento. Aunque es imposible asegurar esta opinión, creo que dado el contexto, que habla de comer el maná oculto, la referencia a un billete de admisión al futuro banquete mesiánico es la que tiene más sentido. Cada creyente recibirá su boleto especial para el banquete mesiánico con un nuevo nombre escrito en él que nadie conoce sino el individuo y el Señor.
Independientemente de cuál sea el punto de vista correcto, como dice Charles Swindoll: “podemos entender el panorama general: si uno permanece fiel y adopta una postura a favor de la verdad y la moralidad, el resultado será una gran recompensa de Cristo a su regreso.” [78]
77. Thomas, Revelation 1–7 (Chicago: Moody, 1992), 200.
78. Swindoll, Insights on Revelation, 55.
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