Demasiado Ocupado Para Orar
Por Chopo Mwanza
La semana pasada me encontré estudiando el primer capítulo de Marcos para un trabajo que me pidieron que hiciera. Marcos está lleno de acción y se mueve a un ritmo rápido, como se ve en la repetición de la palabras “inmediatamente después.” En un espacio de 40 versículos, se presenta a Juan el precursor, Cristo ha llegado, ha sido bautizado, fue tentado en el desierto, y comenzó su ministerio, predicando, sanando y expulsando demonios y eligiendo a los primeros discípulos. En medio de esta actividad, tuve la tentación de hojear el versículo 35: “... y se fue a un lugar solitario, y allí oraba.” En un momento en que su fama se estaba extendiendo y él estaba experimentando el éxito en lo que se estaba convirtiendo en un ministerio ocupado y exigente, Jesús oró. ¡Eso me impactó! Me impactó porque cuando estoy ocupado descuido la oración. En mi forma de pensar, pasar el tiempo de calidad en la oración cuando estoy presionado por el tiempo no es el mejor uso de mi tiempo. Tal razonamiento es peligroso y perjudicial para mi crecimiento espiritual y mi ministerio. Ocupación y falta de oración son una combinación peligrosa cuyos síntomas se ven en nuestra actitud, trabajo y relaciones.
Impaciencia
Cuando oramos, nos rendimos a la voluntad de Dios y nos humillamos para esperar en el Señor, sabiendo que es en Él que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Solo un corazón que comunica con Dios en oración tendrá ese espíritu de entrega y paciencia. Un corazón ocupado y sin oración, confía en su propia fuerza y poder para hacer las cosas y hacer que las cosas funcionen. En consecuencia, tal alma se agota, se fatiga y se frustra. El resultado es que usted se acerca a todos a su manera: sus hijos y cónyuge en casa, sus compañeros de trabajo, el clima, otros usuarios de la carretera, compañeros de la iglesia, etc.
Ansiedad
Como resultado de ser autosuficientes y carecer de autosuficiencia, nos convertimos en expertos preocupados. Incluso cuando escuchamos y leemos las palabras de consuelo de las Escrituras, para echar nuestras preocupaciones sobre el Señor porque él nos cuida, en verdad no les creemos. Oramos, pero en esencia seguimos confiando en nuestras propias habilidades y llevamos cargas que el Señor no tenía la intención de llevar. La palabra de moda hoy en día es "estrés", la hemos utilizado tanto que se ha convertido en un término elegante; ¡El término bíblico para el estrés es ansiedad! Ser capturado por el miedo debido a la incertidumbre de una situación. Como resultado, terminamos gruñones, inquietos e irritables.
Orgullo
Ocupación significa actividades, programas y eventos. Es fácil para uno estar sin oración y aún ser anfitrión de un programa o evento exitoso. Es un misterio del ministerio que uno puede ser relativamente exitoso mientras no camina o depende del Señor, al menos desde el comienzo. Tal situación es terreno fértil para el orgullo. Una persona que ora con seriedad y constancia no tiene base para estar orgullosa porque en la oración declara su pobreza y confianza en Dios. No es así para un individuo sin oración; él confía en su experiencia, sus dones y su planificación, y cualquier onza de éxito pronto llegará a su cabeza. Como resultado, tal persona termina convirtiéndose en el centro del ministerio y desagradecida.
Gozo
Hay un gozo infantil que proviene de temer a Dios y someterse a él y a su voluntad. Este gozo es el resultado de estar satisfecho con tu relación con Dios y de encontrarte en su presencia y encontrar que en su presencia hay plenitud de gozo y, a su diestra, hay deleites para siempre. Viene de un alma que proclama con David: “Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua”(Sal. 63). Los cristianos y los ministros sin oración carecen de gozo porque en su orgullo se han vuelto autosuficientes, lo que los hace impacientes, ansiosos y sin gozo.
Oh Señor, puedo estar tan ocupado y atrapado en las actividades de la vida que me niego a orar. Haz que me dé cuenta de que fui creado para vivir en dependencia. Que lo que se dijo de Charles Simeon sea cierto de mí: "Nunca vi tanta coherencia y realidad de devoción, tanta calidez de piedad, tanto celo y amor ... dedicó las primeras cuatro horas del día a la oración privada y al estudio devocional de las Escrituras..."
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