Cómo la Reforma Transformó la Arquitectura de la Iglesia
Por Matthew Barrett
Centralidad del altar
Si estuviera vivo en el siglo XVI, lo primero que habría notado al entrar a la iglesia sería la arquitectura. Ahora, en el siglo veintiuno, la arquitectura no es tan importante como lo era entonces. Nuestras iglesias toman todo tipo de formas y tamaños. Algunos se ven tradicionales con campanarios; otros se reúnen en centros comerciales o cines.
Pero en el siglo XVI, la arquitectura en realidad decía algo. Tenía un mensaje detrás. Si fueras a entrar en una iglesia romana, (la Iglesia de Roma) en el siglo XVI, lo que habrías visto habría parecido muy diferente al de hoy.
El frente y el centro habría estado el altar sobre el cual los elementos -el vino y el pan- eran levantados por el sacerdote como un tipo de gracia que luego debía ser infundida en sus destinatarios. En otras palabras, el altar era el centro de atención de muchas maneras y al sacerdote mismo se le dio una especie de autoridad para absolver y perdonar sus pecados.
Centralidad del Evangelio
Cuando los reformadores regresaron a la Palabra de Dios, se dieron cuenta no sólo de que el evangelio estaba siendo enseñado erróneamente o distorsionado, sino que si este evangelio era verdadero, entonces la iglesia debía verse muy diferente. Si observamos una pintura del siglo XVI de una iglesia protestante, veremos que el púlpito está al frente y en el centro. ¿Por qué? Porque es allí donde se predica la Palabra de Dios.
Autoridad de las Escrituras
Los reformadores protestantes creían que la Escritura es nuestra autoridad final, no el sacerdote o el papa, ni la tradición o el magisterio. Es la Palabra de Dios a través de la cual Dios mismo habla a su pueblo. El evangelio es dado a su pueblo a través de la proclamación de su Palabra.
Así que la arquitectura cambió por completo y envió un mensaje al asistente promedio de la iglesia de que lo que se necesita tan desesperadamente es la Palabra de Dios porque, como dijo Lutero sobre las Escrituras: “Estos son el ropaje (o ropa) de Jesucristo.”
En otras palabras, lo que Lutero quería decir es que en la Palabra de Dios, usted encontrará el evangelio. Entonces, ¿cómo podrían el evangelio y la Palabra de Dios no ser centrales en la iglesia de los reformadores protestantes?
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