sábado, septiembre 23, 2017

¿Quién es la Mujer de Apocalipsis 12?

ESJ-2017 0923-001

¿Quién es la Mujer de Apocalipsis 12?

Por Evis L. Carballosa

Las Escrituras enseñan que las señales guardan una relación directa con la nación de Israel (véanse Gn. 17:11; 35:14; Éx 3: 12; 13: 16; 31:13; Is. 7:1 1; Jer. 44:19; Mt. 12:38, 39; 24:3; Le. 21 :24, 25; Jn. 6:30; 1 Co. 1 :22). Los judíos siempre pedían señales para creer. aunque casi nunca creían después de verlas. Obsérvese que Juan no usa aquí el vocablo «maravilla» o «portento» (léras), sino que utiliza el término «señal» (seimefon). Ese es un dato importante en la interpretación del texto ya que, como observa Bullinger:

Lo que se expresa mediante la señal debe aprenderse de la misma Escritura. Si se advierte que esto debe tratarse como una «señal», de seguro debe concluirse que, cuando no existe esa advertencia, no debe tomarse las cosas en este Libro como símbolos, sino como cuestiones y acontecimientos literales. [7]

La advertencia de Bullinger debe tomarse con mucha seriedad. Como se ha señalado reiteradamente a través de este estudio, no debe confundirse el uso de símbolos o figuras de dicción con el empleo de interpretación simbólica o figurada. Tanto en Apocalipsis 12:1,3 como en 15:1, Juan utiliza el vocablo «Señal» (seimefon) para significar «Un gran espectáculo que apunta hacia la consumación».[8] También lo usa «de tal manera como para hacer justicia al carácter formal de dicho vocablo».[9] Para Juan, seimeíon es una «señal», un «indicador», una «marca» o algo que uno puede ver y en realidad, lo ve. [10] Es una realidad llena de significado, pero que no es un fin en sí misma, sino que tiene como objeto que los hombres miren más allá de ella. [11] En el caso concreto de Apocalipsis 12:1. la «señal» no es un acontecimiento, sino una persona que posee un significado especial. [12] Esta señal se proyecta tanto hacia el pasado (el nacimiento del Mesías) como hacia el futuro (el día en que regirá las naciones como soberano de todo).

Se han hecho varios esfuerzos por atribuirle un trasfondo pagano al pasaje de Apocalipsis 12. Se dice que Juan, familiarizado con la mitología de los pueblos de aquella geografía, no duda en nutrirse de dichos mitos y adaptarlos al propósito del Apocalipsis.

Hay quienes creen que el origen literario de Apocalipsis 12 yace en la mitología babilónica en la cual la diosa Tiamat, el monstruo acuático de siete cabezas, es vencida por Marduk, el más sabio de los dioses y dios de la luz. La victoria de Marduk sobre Tiamat, según la mitología babilónica, resulta en la elevación de Marduk al grado más alto del panteón, siendo honrado incluso por sus padres.[13]

Otros piensan que el apóstol Juan extrajo información de la mitología grecoromana que narra el nacimiento del dios Apolo. El mito dice que Leto, madre de Apolo, huyó a la isla de Delos para escapar de la ira del dragón Pitón, quien quería matar al recién nacido hijo del dios Zeus. Apolo escapa de la persecución del dragón, regresa a Delfi y allí mata a su enemigo. [14]

También se ha especulado que Juan conocía la historia del nacimiento y muerte a la edad de diez años de un hijo del emperador Domiciano. Se ha sugerido que Juan conocía la leyenda de que, al morir, el hijo del emperador fue arrebatado para Dios. Posteriormente, Domiciano proclamó que su hijo era un dios y ordenó la impresión de monedas para honrar su memoria. [15]

Todas esas especulaciones pasan por alto varias cuestiones de vital importancia. En primer lugar, Juan, sin duda, estaba estrechamente vinculado con la literatura del Antiguo Testamento y con su teología. Las enseñanzas del Antiguo Testamento combaten al paganismo y destacan la persona de un Dios santo y soberano. La mitología pagana es politeísta y grotesca. A través del libro del Apocalipsis, en segundo lugar, Juan ha expresado con contundencia su repudio de los conceptos cosmológicos paganos y ha mostrado un apego irrenunciable a la revelación divina. Sin negar que el apóstol Juan tuviese conocimiento de la existencia de los mitos paganos, hay que afirmar que el argumento del Apocalipsis tiene como centro el hecho de que el Soberano Rey-Mesías ha de gobernar las naciones con justicia y paz. Los mitos paganos presentan un politeísmo aberrante en el que los dioses se matan unos a otros y carecen de conceptos éticos de clase alguna. En lugar de copiar escenas paganas, lo que Juan hace es corregir los conceptos torcidos producto de las elucubraciones humanas.

La revelación registrada por Juan en Apocalipsis 12 trae a la memoria el pasaje de Génesis 37:9-1 1, donde José «soñó aún otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que be soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto». En el sueño de José, el sol simbolizaba a Jacob, la luna representa a Raquel y las once estrellas representan a los hermanos de José. El apóstol Juan, sin duda, estaba compenetrado con esa lección bíblica.

Considerando ese trasfondo, Leon Morris comenta:

En este simbolismo tenemos que discernir a Israel, el pueblo escogido por Dios. «Ello viene basado sobre la revelación del Antiguo Testamento de luz ret1ejada y vestida con la revelación del Nuevo Testamento que es como el sol brillando en su fuerza» (Torrance). Las doce estrellas serán los doce patriarcas de las tribus que descendieron de ellos. El simbolismo pertenece al sueño de José (Gn. 37:9). En vista de este simbolismo del Antiguo Testamento es innecesario ver una referencia a la mitología pagana.[16]

La cuestión tocante a quién representa la «mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas» ha sido tema de discusión entre los exégetas. Los católicos afirman que se refiere a la virgen Maria y a la Iglesia.[17] Esa afirmación, sin embargo, debe ser rechazada debido a su deficiencia exegética de las Escrituras y del estudio objetivo de la historia bíblica. La única semejanza entre la virgen María y la mujer de Apocalipsis 12:1 es que ambas son madres. »La inclinación a identificar la mujer con la virgen María descansa sobre el uso de una terminología similar en Mateo 1 : 18. 23 para describir a María en su preñez y el parecido del lenguaje con la profecía de la concepción virginal en lsaías 7:10, 11, 14.»[18] Un serio obstáculo que confronta la identificación con María es que la mujer de Apocalipsis 12:1 es designada como una «señal», es decir, una mujer simbólica. También, debe tenerse en cuenta de que en Apocalipsis 12:17 se menciona que «el resto de la descendencia de ella» es perseguido por el dragón. Esos factores exegéticos descalifican a la virgen María como la mujer de Apocalipsis 12:1.[19]

También se ha sugerido que la mujer simboliza la Iglesia cristiana. El problema con esa tesis es que la iglesia cristiana fue inaugurada el día de pentecostés sobre la base de la muerte y resurrección de Cristo y el derramamiento del Espíritu Santo. En ese sentido podría decirse que Cristo dio a luz a la Iglesia y no que la iglesia dio a luz a Cristo.

Hay comentaristas que entienden que la referencia es al pueblo de Dios en general, es decir, tanto a los del Antiguo como a los del Nuevo Testamento. O sea, que la mujer simboliza «al pueblo de Israel pero también a la Iglesia del Nuevo Testamento».[20] Este punto de vista tiene la ventaja de que reconoce el papel de la nación de Israel en dar al Mesías al mundo. La desventaja, sin embargo, radica en el hecho de asociar a la comunidad cristiana con la maternidad del Mesías. El Mesías no es producto de la comunidad cristiana sino viceversa (Ro. 9.5).

Algunos expositores perciben la tensión y tratan de resolver la cuestión exegética de la siguiente manera:

Israel está a punto de dar a luz al Mesías. Para los primeros cristianos había una importante continuidad entre el antiguo Israel y la Iglesia, el verdadero Israel. Aquí La mujer indudablemente es Israel, quien da a luz al Mesías. Pero en la parte final del capítulo, ella es la iglesia que es perseguida por su fe. [21]

Leon Morris se deja arrastrar por algún prejuicio teológico que le hace abandonar una exégesis congruente. Por un lado admite, correctamente, que Israel como nación da origen al Mesías. Por otro lado, incorrectamente, da por sentado que «el resto de la descendencia de ella» es la comunidad cristiana.

La opción que recibe el mayor apoyo exegético es la que entiende que la mujer simboliza a la nación de Israel. El contexto inmediato, particularmente Apocalipsis 11:19 se relaciona con los propósitos pactados por Dios con la nación de Israel. El arca del pacto mencionada en dicho versículo apunta a la relación entre Dios e Israel. También está el hecho, como se ha observado, de que en Génesis 37:9- 11, el sueño de José tiene que ver con el pueblo descendiente de Jacob. Además, en el Antiguo Testamento aparece repetidas veces la figura de Israel como una mujer con dolores de parto (ls. 26:17. 18: 66:7; Jer. 4:31; Mi. 4:10). Hay que añadir el hecho incuestionable de que fue la nación de Israel quien dio el Mesías al mundo (Ro. 9:5). La solución, pues, de la cuestión tocante a quién simboliza la mujer de Apocalipsis 12:1 hay que procurarla mediante la exégesis del texto bíblico y de una hermenéutica congruente con las Escrituras y no a través de deducciones teológicas prejuiciadas.

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7. E.W. Bullinger, Commentary on Revelation, p. 387.

8. Robert H. Mounce, «The Book of Revelation», p. 236.

9. Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich, Theological Dictionary of the New Testament, traducido por Geoffrey W. Bromlley, vol. VII, p. 243.

10. Ibid.

11. Véase Leon Morris, «Commentary on the Gospel of Johm>, The New International Commentmy on. the New Testament, pp. 684-691.

12. Ibid., p. 156.

13. Véase James B. Pritchard (ed), The Anciend Near East: An Anthology of Texts and Pictures, vol. 1, pp. 31-34; también Robert H. Mounce, «The Book of Revelation», p. 235.

14. Véanse Eugene Boring, «Revelation», Interpretation: A Bible Commentary for Teaching and Preaching, p. 151; también Alan F. Johnson, «Revelation», The Expositor's Bible Commentaty, vol. 12, p. 512.

15. Véanse Merrill C. Tenney, New Testament Times (Grand Rapids: Eerdmans Publishing Company, 1965), pp. 334-337; también Robert L. Thomas, Revelation 8- 22, p. 118; G.B. CaiJ:d, «The Revelation of Saint John>>, pp.

147, 148.

16. Leon Morris, «Revelation», p. 156.

17. Véase Francisco Cantera Burgos y Manuel Iglesias Gonzá1ez, Sagrada Biblia: Versión critica sobre los textos hebreo, arameo y griego, p. 1434.

18. Robert L. Thomas, Revelation. 8- 22, p. 119.

19. Ibid. Digno de mencionarse es el hecho de que algunos católicos como J. Massyngberde Ford se han salido de la interpretación católica tradicional y no comparten la idea de que la mujer sea María (véase «Revelation», pp. 195, 207).

20. José Grau, Estudios sobre Apocalipsis, p. 199.

21. Leon Morris, «Revelation», p. 157. El afamado comentarista William Barclay toma una postura en la que admite que la nación de Israel es la fuente de origen del Mesías y por lo tanto, es lo que la mujer de 12:1 simboliza: «Es del pueblo escogido de donde Jesucristo procede en su linaje humano. Es la comunidad ideal de los escogidos de Dios lo que la mujer representa. De esa comunidad Cristo vino y fue en esa comunidad la que pasó por sufrimientos terribles a manos de un mundo hostil» (William Barclay, The Revelation of John, Vol. 2, p. 76). Barclay, sin embargo. considera que el pueblo de Dios de todas las edades es la Iglesia.

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