Errores Exegéticos: El Error del Estudio de Palabras
por WILLIAM BARRICK
Cuando se trata de estudiar la Escritura, los estudios de palabras son muy populares, pues uno puede obtener material para su sermón fácilmente a partir de recursos disponibles. Sin embargo, los estudios de palabras también pueden resultar en extrapolaciones radicales y aplicaciones erróneas. No siempre es posible encontrar oro exegético extrayendo una palabra del texto para examinarlo minuciosamente. Los estudios de palabras por sí solos no son suficientes.
LOS ESTUDIOS DE PALABRAS POR SÍ SOLOS NO SON SUFICIENTES
Ocuparse excesivamente en estudios de la palabra puede ser un signo de pereza y de ignorancia, lo cual, en gran parte, hoy en día es tomado erróneamente como exposición bíblica. Nigel Turner, eminente erudito del griego del Nuevo Testamento, resumió el estudio de palabras correctamente de la siguiente manera:
Al igual que una oración es más reveladora que una sola palabra, el examinar la sintaxis y el estilo de un escritor es que mucho más importante para un comentarista bíblico. No es de extrañar que cada vez menos libros se escriben sobre este tema…, pues mientras que los estudiantes del vocabulario pueden buscar rápidamente listas de palabras en una concordancia o índices, en el campo de la sintaxis el estudio es mucho más tortuoso. No existe ayuda, excepto unas pocas gramáticas y monografías, por lo que el obrero debe realmente trabajar y recorrer todo el texto en griego (Grammatical Insights into the New Testament, 2–3).
Por un lado, es vital reconocer que cada palabra de la Escritura es inspirada por el Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16), y por lo tanto es correcto que el exegeta se pregunte: “¿Por qué el escritor eligió este término en lugar de uno de sus sinónimos?”
Sin embargo, por otro lado, el estudiante de la Escritura debe recordar que cada palabra fue colocada por Dios en un contexto específico. Consecuentemente, el estudio de cualquier cláusula sin consideración de su contexto representa un método exegético insuficiente y potencialmente peligroso.
Hacer un estudio de las palabras por sí solo no resulta en una interpretación o teología uniforme. Éste es uno de los aspectos engañosos de los diccionarios teológicos y libros de estudios de palabras. Uno aprenderá mucho más sobre la obediencia/desobediencia o el sacrificio y el pecado al estudiar porciones completas de un pasaje como 1 Samuel 15:22-23, en lugar de tratar de hacerlo a partir de un estudio de palabras clave en el texto como “sacrificio”, “obediencia” o “pecado”.
Moisés Silva, otro erudito del Nuevo Testamento, comenta:
Aprendemos mucho más acerca de la doctrina del pecado en la declaración de Juan, “el pecado es infracción de la ley”, que por medio de un estudio de la palabra hamartia; de la misma manera, una vez que hemos examinado Romanos 6-8 y sus pasajes relacionados, el trazar la historia de la palabra hagioi es relativamente de poca importancia para entender la doctrina de la santificación (Biblical Words and Their Meaning, 28).
Para llevar acabo un estudio de palabras adecuadamente, el exegeta debe hacer hincapié en el uso de cada palabra en su dicho contexto. Separados del contexto dado por el autor, las ayudas lingüísticas son prácticamente inútiles.
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Dr. William Barrick es el director del Doctorado en Teología (D.Th.) en The Master’s Seminary y uno de los eruditos más reconocidos del hebreo del Antiguo Testamento. Ha escrito o contribuido a más de 28 libros y apoyado la traducción de la Biblia en siete idiomas distintos. Hoy en día él y su esposa, Barbara, viven en California en donde disfrutan de sus 4 hijos y 14 nietos.
Publicado originalmente en ingles aquí.
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