Predicar, Predicar de Verdad ...
por Jesse Johnson
Este fin de semana fue instalado como el nuevo pastor de enseñanza en Immanuel Bible Church en Springfield, VA. Por mi servicio de instalación, le pedí a Michael Easley, que predicara, porque él ha pastoreado esta iglesia fielmente por más de una década, antes de irse a Moody (ahora Pastorea en Tennessee).
La noche antes de mi servicio de instalación, me reuní con Michael. Él y su esposa oraron por mí y mi esposa, y Michael me dio una placa con dos citas que dijo habían dado forma a su ministerio de predicación. La primera es simple: “El hombre es el mensaje.”
La segunda cita es de la que yo antes había oído en partes, pero nunca había visto todo en un solo lugar. Es de Bruce Thielemann, y apareció en la puerta Wittenburg en abril de 1977. Esta cita, en su contexto, presenta un desafío y un encargo para los predicadores, y vale la pena repetir:
La predicación es el más público de los ministerios y por lo tanto, el más conspicuo de su fracaso y el más subjetivo a la tentación de la hipocresía. Es imperativo solamente que aquellos que se comprometen estén debidamente dotados por el Espíritu Santo. Tal 'dotación' incluye profecía, evangelismo, la conciencia de un llamado ineludible, la dotación providencial, y la confirmación externa, como lo demuestra el Santo Espíritu haciendo el esfuerzo de predicación en una nueva Belén.
No hay honor especial en ser tan talentoso, sólo hay dolor especial. El púlpito los llama a ello como el mar llama a sus marineros, y, como el mar, azota y magulla y no descansa, pero siempre hay el cebo de su 'mejor e incomparable' sociedad.
Predicar, predicar de verdad, es morir desnudo un poco a la vez, y saber que cada vez lo haga debe hacerlo de nuevo. Sólo una certeza sostiene al predicador: Que Dios nunca niega la paz al hombre, sino para darle gloria.”
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