Pequeño Salpicón: Cuando tu Hijo Quiere ser Bautizado
por Clint Archer
Como Bautista, disfruto de todas las formas de inmersiones. Submarinos, donas, y casi cualquier cosa que esté dispuesto a mojarse. Pero, ¿qué hace uno cuando un niño quiere ser bautizado? He librado este dilema hasta el momento, pero mi propio hijo de cuatro años de edad, es muy curioso acerca de Juan el Bautista. A él le gusta más la parte del Sandwich-Bicho, pero sé que la próxima pregunta va a ser, “Yo amo a Jesús, ¿puedo ser bautizado?” Así que tengo que poner mis patos (aves de corral u otro tipo sumergible) en una fila.
Por un lado, mi corazón se enardece cuando alguien quiere responder positivamente a los mandamientos bíblicos. Sin embargo, el bautismo es una señal de arrepentimiento, fe, y nuevo nacimiento. No tome este paso profundo, porque es simplemente un paso en la dirección correcta. El ejército ama a los voluntarios también, pero aún les investigan, comenzando con su ciudadanía.
Lo que hacemos en nuestra iglesia, independientemente de su edad, es pedir una profesión clara de fe, una comprensión de la salvación por la sola gracia, señales de vitalidad espiritual, y frutos de arrepentimiento. Pero no insistimos en la madurez. El bautismo es Cristianismo básico, una sesión de introducción, no un programa de honores avanzado.
En cuanto a los niños, dependemos en gran medida en el discernimiento de los padres. Pero primero nos aseguramos de que entendemos los peligros de empujar a su hijo hacia una decisión, los peligros de la falsa seguridad, y la tentación de la presión de los compañeros. Y aparte de la inquisición los padres, preferimos tener una entrevista personal con el niño. Los padres están presentes, pero no están autorizados a solicitar respuestas de su hijos. A continuación, hacemos preguntas que prueban la aplicación práctica del evangelio, no en hechos doctrinales.
Por lo tanto, prefiero preguntar: “¿Por qué obedecer a tu mamá y limpiar su habitación cuando no tengo ganas? Si tu padre te pidiese ir a la iglesia la próxima semana, ¿qué harías?” Esto lleva el evangelio a la vida real, y expone a los niños que están tratando de dar la respuesta correcta, y pasar por el aro como los delfines para un bocado de pescado.
Cuando se trata de tu propio hijo, ser objetivo es difícil.
Un reflejo es ser demasiado estricto y asumir que sólo está en juego el moralismo. Pero otro instinto es ser demasiado indulgente, estallar en alegría de que están respondiendo a medida que los cuestionan. Por ahora, mi plan es proveer para esta decisión. No del todo, pero quiero contar con la ayuda de los consejeros espirituales que serían objetivos y con discernimiento.
Cuando yo era un profesor de secundaria, por un giro fortuito del destino, terminé enseñando a mi hermana por un año. Para mi desconcierto, era un placer de enseñarla, e incluso me llamó "Señor" (aunque en casa, ella volvió de nuevo a mis otros apodos, menos halagüeñas). Como resultado de nuestra sinergia recién descubierta, sus notas empezaron a subir. Yo estaba nervioso de ser acusado de parcialidad, por lo que le pregunté a otro maestro que calificara todos los papeles y exámenes de mi hermana. De esa manera su genio recién encontrado fue acreditado a su arduo trabajo, y no disminuido por las sospechas de nepotismo.
En la iglesia, es tan importante para la congregación creer en el bautismo infantil del pastor, como lo es para el pastor estar convencidos de su validez. No estoy diciendo que la gente necesita aprobar, simplemente que cuando les diga que su niño no está listo para el bautismo, pero el suyo si, para que no sospechen de que nivel es más alto para sus hijos de lo que es para los suyos.
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