¿Qué Pasó con la Hermenéutica Literal? (1a. Parte)
Por Mark Snoeberger
Durante décadas se supuso, por ambas partes del debate entre la teología dispensacional y la reformada, que la distinción principal entre los dos modelos (no había realmente otras opciones viables evangélicas en los primeros días) era la hermenéuticas –los dispensacionalistas sostenían consistentemente una la lectura “literal” de la Escritura (y más importante las porciones proféticas del Antiguo Testamento de la Biblia), mientras que los reformados estaban cómodos con una (por ejemplo, espiritual o tipológico) interpretación no literal de esos mismos textos. Anthony Hoekema, por ejemplo, reflejando este entendimiento desde una perspectiva reformada, escribió en su capítulo de El Significado del Milenio, “los Premilenialistas, en particular los de la persuasión dispensacionalista, están comprometidos con lo que comúnmente se llama la interpretación “literal” de la profecía del Antiguo Testamento...los Amilenialistas, por el contrario, creen que aunque muchas profecías del Antiguo Testamento de hecho deben interpretarse literalmente, muchos otras se han de interpretar de una manera no literal” (172).
Las razones por las que los no-dispensacionalistas se sentían cómodos leyendo las Escrituras de esta manera son múltiples, pero gran parte de la discusión se posaron sobre la premisa de que la Biblia no era un libro "normal". A diferencia de los libros ordinarios, la Biblia es inspirada, la Biblia tiene una especie única de doble autoría (Dios y el autor humano), y el significado de la Biblia es, en cierto sentido mediado a través del Espíritu Santo, el único que conoce la mente de Dios perfectamente. Por estas y otras razones, la Biblia no puede ser acorralada por las llamadas "leyes recibidas de la lengua" que parecen gobernar otra literatura.
Con el paso del tiempo (y mientras posiciones mediadoras se han multiplicado), el argumento ha cambiado. En lugar de ver dos enfoques hermenéuticos fundamentales, es común por todas las partes multiplicadas debatir esta cuestión para conceder que el método "gramatical / histórico" es de propiedad común de todos, y después para cada uno demostrar que su aplicación distintiva de este método compartido es más defendible exegéticamente. La nueva distinción principal entre los sistemas teológicos es, por tanto que ya no se trata de la hermenéutica, sino es más bien de la exégesis y la teología bíblica. En consecuencia, la única pieza sine qua non triple de Ryrie del dispensacionalismo que sobrevive, para muchos, es su distinción entre Israel y la Iglesia en el desarrollo de la teología bíblica.
Es mi opinión en esta serie de blog que esta concesión ha debilitado al dispensacionalismo. En concreto, se ha excluido de debate la discusión trascendental de las "leyes recibidas de lenguaje,” como presuposicional a la tarea exegética. Este tema es demasiado complejo para desarrollarse en unos pocos párrafos, por lo que si el lector está dispuesto a recibir este argumento en el transcurso de las semanas, voy a tratar de terminarla en una corta serie de mensajes. Muchas gracias de antemano por su paciencia.
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