El Templo Cósmico y la Escatología Espiritualizada (1ª. Pte.)
Por Paul M. Henebury
“ El templo de Israel era una sombra simbólica que apuntaba al escatológico "tabernáculo mayor y más perfecto" (Hebreos 9:11) en el que Cristo y la iglesia morarían y formarían parte. Si es así, parecería ser un enfoque equivocado para los cristianos mirar con esperanza a la construcción de otro templo en Jerusalén compuesto de "ladrillos y mortero" terrenal como un cumplimiento de las profecías del templo del AT. – G. K. Beale, A New Testament Biblical Theology,” 634
La cita anterior presenta uno de los resultados lógicos de adoptar la posición de que el jardín del Edén fue diseñado como un “templo,” que a su vez simbolizaba el cosmos creado, que necesitaba estar subordinado a su Creador. Se nos dice que este microcosmos “templo” del Edén iba a ser expandido por la humanidad hasta cubrir la superficie del planeta tierra. El tabernáculo y el templo de Israel estaban relacionados con el “templo” del Edén en el sentido de que también eran mini-cosmos; sin embargo, también funcionaban como tipos del templo final, la iglesia en Jesucristo. La iglesia es el nuevo y verdadero templo que ampliará su “espacio sagrado” hasta que se extienda por toda la creación.
Explicando la Idea del Templo Cósmico[1]
Si dejamos a un lado la cuestión vital de la suficiencia de las Escrituras por el momento y nos concentramos en el tema que nos ocupa, podemos hacer un cuadro decente de la forma en que los antiguos judíos, entre otros pueblos, veían el templo como un símbolo del universo. Pero si se debe pensar que la Biblia refleja este mismo punto de vista, como afirman algunos evangélicos[4], es una cuestión totalmente distinta.
El escenario de la verdadera historia del mundo es el cosmos que Dios creó. En este cosmos pretende ser conocido y adorado por su imagen y semejanza. En ese sentido, el mundo que Dios creó es un templo cósmico. Dentro del templo cósmico Dios plantó un jardín, y parece que[el hombre] fue encargado de expandir los límites de ese jardín hasta que la gloria del Señor cubrió la tierra seca como las aguas cubren el mar[6].
¿El Edén como Templo Cósmico?
Greg Beale, quien ha estado a la vanguardia de este movimiento, piensa que ver el Edén como un templo, destinado a la expansión mundial, tiene muchas promesas, ayudándonos a comprender la gran narrativa de la Biblia. Su argumento se construye a partir de alusiones, pistas, líneas y posibles escenarios. Bajo la superficie todo es muy especulativo, y a menudo tiene que calificar sus afirmaciones (“posiblemente,” “quizás,” “ninguna prueba explícita”). Rara vez señala declaraciones claras y directas de las Escrituras para probar su tesis. Por ejemplo, si uno pregunta, ¿dónde se explica más claramente esta idea? Beale responde con Ezequiel 28:
‘Por la multitud de tus iniquidades, por la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios. Y yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. – Ezequiel 28:18
Como Beale explica en otro lugar: “Ezequiel 28:18 dice que el pecado de la figura gloriosa ‘profanó sus santuarios,’ que alude al Edén como un templo profanado.”[11]
——————————————————————————-
[1] Aunque confío en muchos autores, las fuentes a partir de las cuales me he formado una comprensión de esta posición son el detallado capítulo de Jonathan Klawans “Temple as Cosmos or Temple in the Cosmos” (El Templo como Cosmos o Templo en el Cosmos) en su obra Purity, Sacrifice and the Temple: Symbolism and Supercessionism in the Study of Ancient Judaism (Oxford: Oxford University Press, 2006), 111-144; Gregory K. Beale’s, The Temple and the Church’s Mission, esp. 29-60, y varios capitulos de su obra A New Testament Biblical Theology, y John H. Walton, The Lost World of Genesis One, 71-112.
[2] Uno podría esperar encontrar discusiones sobre esta idea en las obras de respetados estudiosos del AT. Pero, de hecho, muchos de ellos, como Von Rad, Eichrodt, Scobie, Goldingay, prestan poca o ninguna atención al tema. Incluso la Bibliografía del IBR del Old Testament Theology por Elmer A. Martens no lo incluye como tema. Por ejemplo también William Dyrness, Themes in Old Testament Theology. Esta es una enseñanza muy nueva. Las estrategias recientes para convertirlo en un concepto determinante en la Teología Bíblica deben, por lo tanto, ser tratadas con mucha cautela.
[3] Ver por ejeemplo Jonathan Klawans, Purity, Sacrifice and the Temple, 115, 280 n.22
[4] Para ser claros, estos escritores no siempre dicen que los autores bíblicos tomaron prestado de la cosmovisión de sus vecinos. Más bien, afirman que los antiguos israelitas también veían las cosas de esta manera. Por ejemplo, véase John H. Walton, The Lost World of Genesis One, 78, y G. K. Beale, The Temple and the Church’s Mission, 51.
[5] G. K. Beale, The Temple and the Church’s Mission, 51
[6] James M. Hamilton Jr., God’s Glory in Salvation through Judgment, 356. Al reflexionar, este párrafo es problemático. Si “el mundo que Dios creó es un templo cósmico” que necesita expandirse y donde Dios quiere ser adorado, entonces ¿por qué no fue creado originalmente como tal? ¿Por qué el templo real era sólo un jardín sobre la tierra? Esto contradice la declaración de Hamilton anterior. Podría haber dicho que el jardín fue creado como un templo en la tierra, y que la humanidad lo ampliaría sobre la superficie del planeta. Pero si se va a basar esta idea en los templos del antiguo cercano oriente, hay que señalar que no era necesario ampliarlos porque no estaban destinados a la mayoría de la población. Por lo tanto, el concepto se destruye y no hay un apoyo bíblico claro para él.
[7] G. K. Beale, The Temple and the Church’s Mission, 58
[8] Ibid, 32-33. Algunos otros escritores creen que el más sagrado de los santos y no el atrio exterior representaba la tierra. Véase, por ejemplo., T. Desmond Alexander, From Eden to the New Jerusalem, 37-38 n. 50.
[9] De hecho, los templos antiguos no siempre significaban la presencia de un dios con el pueblo. Elmer Martens opinaba que: “... un templo puede hablar de la presencia de la deidad, pero no lo garantiza.” – Elmer A. Martens, Interpreting the Old Testament: A Guide for Exegesis, ed. Craig C. Broyles, 196. Esto es contrario a la afirmación de Walton de que “Si Dios no está en él, no es un templo.” – John H. Walton, The Lost World of Genesis One, 87. El punto de Walton no puede ser cierto, ya que está en total contradicción con Ezequiel 40:1-43:10. Estos templos tampoco estaban abiertos a la población ordinaria, sino por lo general sólo a los sacerdotes y a los nobles. Ver Rodney Stark, Discovering God: The Origin of the Great Religions and the Evolution of Belief (New York: HarperOne, 2007), 75
[10] G. K. Beale, The Temple and the Church’s Mission, 75-76. Also G.K. Beale and Mitchell Kim, God Dwells Among Us: Expanding Eden to the Ends of the Earth (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2014),18
[11] G. K. Beale, A New Testament Biblical Theology, 361 n. 7
[12] Keil considera y rechaza esta explicación. – C. F. Keil, The Prophecies of Ezekiel, 416-417. Fairbairn tiene sentido cuando hace de los santuarios el monte santo de Dios, y el jardín de Dios que ambos figuran en el contexto inmediato en Ezequiel 28. – Patrick Fairbairn, An Exposition of Ezekiel, 313-314 n.1. Daniel I. Block, en un ensayo que consideraremos más adelante, cree que los "santuarios" plurales los distinguen del jardín. - Ver “Eden: A Temple: A Reassessment of the Biblical Evidence,” in From Creation to New Creation: Biblical Theology and Exegesis, (Peabody, MS: Hendricksen, 2013), Daniel M. Gurtner & Benjamin L. Gladd, eds., 10 n.4
[13] Retomo la identificación del "querubín protector" en el capítulo sobre Ezequiel
[14] Bruce K. Waltke, Old Testament Theology, 274
[15] Véase por ejemplo: Scot McKnight, “Covenant” en Dictionary for Theological Interpretation of the Bible (Grand Rapids: Baker, 2005), Kevin J. Vanhoozer, General Editor, 141
No hay comentarios:
Publicar un comentario