Un Apocalipsis de Navidad
Por Lyndon Unger
Espere. ¿Qué?
¿Apocalipsis de Navidad?
Oh por Dios! De todas las maneras estúpidas para tratar de hacer "relevante" la Navidad...
Sé lo que estás pensando: "Unger ha perdido, y sus medicinas finalmente le han freído su lóbulo frontal".
Bueno, yo no creo que ese es el escenario, pero ahora que tengo su atención miremos Lucas 2: 22-35!
En Lucas 2:22-35, está la perícopa de Jesús siendo llevado al templo cuando era un bebé. Lucas 2: 22-24 muestra el relato con María y José, siendo los Judíos honrados atentos que eran, trayendo a su hijo para ser purificado y presentado al Señor tal como fue requerido por la ley de Moisés. Ellos tuvieron que sacrificar dos tórtolas (no es esa una canción de Navidad?) Y fueron diligentes en el cumplimiento de sus funciones, al ver que José era un hombre de bien.
Cuando llegaron al templo, se encontraron con un hombre llamado Simeón. Él era un hombre judío justo y piadoso que esperaba la "consolación de Israel", al ver que Dios le había revelado “que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor;” el ungido del Señor (Lucas 2: 25-26). Cuando Simeón entró en el templo, lleno del Espíritu, vio a Jesús, lo tomó (Lucas 2:27) y proféticamente pronunció un poema corto de tiple copla (Lucas 2:28):
39 Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya
en paz, conforme a tu palabra;
30 porque han visto mis ojos tu salvación
31 la cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
32 luz de revelación a los gentiles,
y gloria de tu pueblo Israel.
En cuanto a las coplas, uno ve algunas cosas muy interesantes proféticamente saliendo de la boca de Simeón:
En la primera copla, Simeón habla sobre el Señor liberándolo (para ver la muerte) en paz, conforme a la palabra del Señor. Es interesante ver cómo Simeón habla de ser "liberado" para morir, lo que da un poco de comprensión de cómo Simeón reconoce que el Señor es el que trae vida y muerte. Una persona no muere hasta que el Señor decide que es tiempo que la vida, los "libere".
También es interesante cómo Simeón sabía "que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor " (Lucas 2:26) porque el Señor le había dicho directamente así. La "palabra" que el Señor le había dado no era una palabra general (logos), sino más bien una declaración proposicional personal (rhema) directamente dada a él por medio del Espíritu. Dios estaba cumpliendo su promesa exactamente de la manera que Dios le había dicho personalmente que lo haría... y Dios nunca rompe sus promesas. Jamás.
En la segunda estrofa, Simeón explica por qué la primera copla es así. Ante que los ojos de Simeón se le permitiese ver la muerte, sus ojos tenían que ver la "consolación de Israel" (Lucas 2:25) y eso es exactamente lo que hicieron. Es interesante que Simeón se refiere a Jesús como "su salvación", es decir, los medios de salvación de Dios para Israel. Él habla de Jesús en términos algo sub-personales aquí, no porque él no se diese cuenta de que Jesús es una persona, sino más bien porque él ve a Jesús por lo que va a hacer. En cierto sentido, Jesús es el medio final para traer salvación a Israel, pero en otro sentido, él es la salvación de Israel. El es esa salvación encarnada. Jesús es el medio y el fin a la vez.
También es interesante cómo el Espíritu habla a través de las palabras de Simeón la siguiente frase. La elección de las palabras es sutil, pero muy profunda. El verbo "ver" (orao) aparece repetidamente en los versículos anteriores. A Simeón se le prometió "ver" (orao) la salvación del Señor (Lucas 2:26) y Simeón le vio (orao) (Lucas 2:30). Entonces, Simeón dice que la salvación del Señor se había preparado en presencia (pros + orao), o ante los ojos de toda la gente. No sólo Simeón llegó a verlo, sino que todo el mundo puede verlo. La promesa dada de Dios a Simeón (entre muchas, muchas otras personas a las que Dios hizo promesas mesiánicas) es en una manifestación completa en Jesús, ante los ojos de todo el mundo.
En la tercera copla existe un lenguaje que describe esta "salvación" que se había preparado a la vista de todos. ¿Quién es este niño que Simeón sostiene? El Espíritu habla a través de Simeón dice dos cosas asombrosas.
- Este niño es "luz para alumbrar a las naciones". Literalmente, Simeón dice que Jesús es la luz ("luz" en el sentido de que él hizo "posible ver") para / en Apocalupsis, un término que significa dar a conocer o revelar algo. Cuando vemos el término griego apocalupsis, entra en español como apocalipsis. La Navidad es un tiempo en que Dios se reveló a sí mismo a los gentiles por el resplandor de una luz sobre sí mismo en forma de niño, Jesucristo. El comienzo de la encarnación de Cristo fue una época de apocalipsis, y el plan de salvación de Dios (y Dios mismo) se reveló ante los ojos ignorantes de todo el mundo. Poco sabían, pero nunca debemos olvidar.
- Este niño es una luz "para la gloria de tu pueblo Israel." Jesús no sólo revelo al mismo Dios a los gentiles, sino que Jesús también arrojó luz sobre la gloria de Dios por Israel, su pueblo. Cristo era la gloria de Dios, en la manifestación pública y bastante ostentosa por un tiempo limitado, en Israel. Jesús era el esfuerzo personal de Dios al irradiar su propia perfección, ante los ojos de su propio pueblo, de una manera muy decidida y sin precedentes.
Con todo esto dicho, no es de extrañar que María y José fueron impactados con asombro por lo que se dijo acerca de su pequeño hijo (2:33). Ellos sabían que Jesús era especial, pero hasta ahora en el evangelio de Lucas sólo se les dijo que Jesús era el rey davídico prometido (Lucas 1:31) que sería concebido directamente por el poder del Espíritu Santo (Lucas 1:35) y que cumpliría las promesas a Abraham (Lucas 1:54-55 y los tres puntos se repiten de nuevo en Lucas 1:68-74). Estas tres coplas habladas a través de Simeón por el Espíritu eran mucho para poder entender por María y José que simplemente estaban impactados con asombro, sin saber lo que significaba exactamente la profecía de Simeón. Tal lenguaje alto y sublime, y tal conversación abiertamente extravagante era sólo un tanto demasiado para la parejita humilde de tragar ... pero eso es más bien el punto, ¿no?
Cristo es la salvación de Dios, puesto a la vista de todos, para iluminar la auto-revelación y gloria de Dios. Esa es una gran parte de lo que la Navidad se trata, y una buena razón para ser valiente acerca de hablar sobre esas cosas esta temporada de vacaciones.
Literalmente, hablar de Dios y su gloria es la razón de la temporada.
El profeta Lucas lo dijo, no yo.
Feliz Navidad y adelante!
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