Justicia Social
Por Gary E. Gilley
(Volumen 24, Número 6, diciembre de 2018 / enero de 2019)
De los temas candentes que circulan ahora, tanto en la sociedad como en la iglesia, nada ha despertado más interés y debate que la justicia social. En la sociedad en general, mucha inquietud y controversia es evidente, particularmente en lo que respecta a tres áreas. Primero, están las preocupaciones de interrelación, que se expresan más claramente en el movimiento #MeToo, que es un esfuerzo dirigido al alivio del acoso sexual y la agresión, que se dirige principalmente a las mujeres. Los siguientes son los debates que involucran la sexualidad humana, especialmente los artículos LGBTQ. Finalmente, los asuntos de raza y etnicidad han resurgido de nuevo en los últimos años. Como estas preocupaciones se filtran hacia la iglesia, hasta cierto punto, la respuesta del pueblo de Dios es clara. Las Escrituras condenan poderosamente todas las formas de inmoralidad, mala conducta sexual y abuso. Lamentablemente, a la iglesia no se le han ahorrado totalmente las acusaciones de conducta sexual inapropiada, y varios líderes de alto perfil han sido expuestos recientemente por el mal uso de sus posiciones de poder y abuso de mujeres. Con respecto a la agenda LGBTQ, la Palabra habla con igual claridad.[1] Sin embargo, esto ha presentado un considerable dilema para la iglesia atrayente que está tratando de crear un entorno de iglesia en el que el incrédulo se sienta cómodo y feliz de unirse. Quienes siguen este modelo de "hacer" iglesia están luchando con la forma de atraer a los incrédulos a la vez que condenan la moralidad LGBTQ que se ha vuelto cada vez más aceptable dentro de nuestra cultura. Por último, al contrario que algunos cristianos en el pasado, hoy en día son pocos los que cuestionan el mal del racismo. Todos los seres humanos han sido creados a imagen de Dios y están en pie de igualdad ante Él, y deberían estar ante nosotros también. Pero en nuestro tiempo y entorno actual, los asuntos relacionados con la raza y el origen étnico no son tan sencillos. Los malentendidos, las acusaciones, la división y la ira abundan, y la iglesia no se ha salvado. Son principalmente las disputas relacionadas con la raza las que han atraído la mayor atención últimamente y serán el tema de este documento.