El Hijo es El Dios Verdadero
por Archibald A. Hodge (Comentario a la Confesión de Fe, p.85-86)
Que el Hijo es el Dios verdadero se demuestra por las siguientes consideraciones:
(1) Cristo existió antes de nacer de la Virgen. (a) El era con el Padre antes que existiese el mundo (Juan 8:58, Juan 17:5). (b) “El vino al mundo” y “descendió del cielo” (Juan 3:13, Juan 16:28).
(2) Todos los nombres y títulos de Dios se aplican constantemente a Cristo, y no a otros, excepto con el Padre y el Espíritu: como Jehová (Jeremías 23:6), Dios Fuerte, Padre Eterno (Isaías 9:6), Dios (Juan 1:1, Hebreos 1:8), Dios sobre todo (Romanos 9:5), el Dios verdadero y la vida eterna (Juan 5:20), el Alfa y la Omega (Apocalipsis 22:13).
(3) Todos los atributos divinos se hablan de El: la eternidad (Juan 8:58, Juan 17:5, Apocalipsis 22:13); inmutabilidad (Hebreos 1:10-11; 13:8), omnipresencia (Mateo 18:20; Juan 3:13), omnisciencia (Mateo 11:27, Juan 2:24-25, Apocalipsis 2:23), omnipotencia (Juan 5:17 y Hebreos 1:3).
(4) Las Escrituras atribuyen todas las obras divinas a Cristo: la creación (Juan 1:3-10; Colosenses 1:16-17); preservación y gobierno providencial (Hebreos 1:3, Colosenses 1:17, Mateo 28:18), el juicio final (Juan 5:22, Mateo 25:31-32; II Corintios 5:10), dar la vida eterna (Juan 10:28); el envío del Espíritu Santo (Juan 16:7); la santificación (Efesios 5:25-27).
(5) La Biblia declara que debe darse a El, adoración divina (Hebreos 1:6; Apocalipsis 1:5-6; 5:11-12; I Corintios 1:2; Juan 5:23). Los hombres deben ser bautizados en el nombre de Jesús, así como en el nombre del Padre y del Espíritu Santo (Mateo 28:18-20). La gracia de Jesús es invocada en la bendición apostólica (Romanos 1:1, Efesios 1:2; I Timoteo 1:1).
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