Reseña del libro de Benny Hinn
Señor, necesito un Milagro
Señor, necesito un Milagro
Por Pablo Santomauro y Ricardo Becerra
El título es más que llamativo, ¿quién no necesita un milagro? En la portada trasera del libro Señor, necesito un Milagro, el autor nos revela un “secreto”, que por alguna razón, las grandes mentes del mundo cristiano no supieron descubrir en 2000 años de historia. El “secreto” consiste en que usted como cristiano, puede y debe recibir sanidad siempre, además de vivir en perfecta salud todo los días de su vida. Lamentablemente, el libro no cumple lo que promete.
¿Fe en Dios o en mis declaraciones?
Hinn afirma que existe un muro protector que nos protege de toda enfermedad (p. 93). Este muro protector consiste en “creer, proclamar y comenzar a vivir de tal forma que podamos decir: ‘¡La enfermedad no es mía y no la toleraré bajo ninguna circunstancia!’ Cuando este mensaje comience a moverse dentro de nuestra alma, la enfermedad tendrá que huir. . . Usted debe oírla, hablarla y confesarla” (pp. 94, 95).
Este concepto que se conoce como “la Confesión Positiva”, las sectas metafísicas por muchos años lo han enseñado a sus adeptos. La Biblia no enseña la confesión positiva. Esta forma de orar promueve una fe en su propia fe o en sus declaraciones en lugar de depender de la soberanía de Dios. Cuando Timoteo padecía de sus problemas estomacales y enfermedades, Pablo no le recetó que negara sus síntomas de enfermedad y que reclamara o confesará su sanidad. Todo lo contrario, Pablo más bien le dio un remedio para aliviar sus malestares, bebiendo un poco de vino en lugar de agua (1 Tim. 5:23).
La Salvación y Sanidad
En el libro, Benny Hinn dogmáticamente dice: “Repito, cuando el Señor perdona el pecado, siempre incluye sanidad” (p. 89, "énfasis agregado") . Sin embargo, la Escritura y la vida real contradicen esta declaración. ¿Qué de las cantidades de personas que reciben a Cristo como su salvador estando enfermas y no son sanadas? ¿Qué de aquellos cristianos que caen enfermos y sufren por largo tiempo? Benny Hinn tiene la respuesta a estas preguntas:
1. La persona no ha seguido sus 4 leyes (pp. 94-95). 2. La persona puede estar en pecado (pp. 74-75). 3. La persona no tiene suficiente fe (pp. 97 y 102).
La absurdidad del razonamiento de Hinn es evidente, cuando recordamos al apóstol Pablo y su enfermedad (2 Cor. 12:7-9), a Timoteo con sus malestares estomacales (1 Tim. 5:23), o al profeta Eliseo que murió de una enfermedad (2 Rey. 13:14). ¿Acaso estos hombres de Dios vivieron en pecado o fueron faltos de fe? Además, si llevamos la declaración de Hinn a su conclusión lógica de que: “cuando el Señor perdona el pecado, siempre incluye sanidad” (p. 89), tendríamos que decir que si la persona que aceptó al Señor por primera vez, no sanó porque no tuvo suficiente fe para sanar, tampoco puede tener suficiente fe para ser salva, lo cual sería ¡absurdo!
¿Hágase mi voluntad?
Benny Hinn dice que nunca debemos decirle a Dios que se haga Su voluntad en nuestras peticiones: “Yo no soy de los que oran diciendo: ‘Si es tu voluntad Señor, sana a esta persona’. ¡La voluntad de Dios es sanar! Nunca me oirá orar diciendo palabras que puedan destruir la fe, tales como: Si es tu voluntad Señor, sánales. Dios quiere que se ponga de pie y sea sanado, hoy mañana y siempre!” (p. 83).
La palabra de Dios contradice categóricamente a Hinn. Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar diciendo “hágase tu voluntad” (Mt. 6:10). En el jardín de Getsemaní Jesús mismo oró: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mt. 26:39). El apóstol Pablo oraba y pedía en oración, siempre condicionada a la voluntad de Dios (Rom. 1:10; 15:32). Además, el apóstol Juan nos dice que si oramos a Dios “conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Jn. 5:14).
En Resumen
Si necesita un milagro de Dios, ponga su vista y confianza en nuestro Señor Jesucristo, el autor y el consumador de nuestra fe (Heb. 12:2). Dependa completamente de El cuando haga su petición, aunque nuestra oración no parezca ser contestada. La verdad es que Dios siempre contesta; a veces es un “sí”, un “no” o “espera”. Cualquiera que sea la contestación debemos permanecer firmes en Sus caminos, ya que esa es la verdadera fe.
Deseamos dejar algo en claro. En el Centro de Investigaciones Religiosas creemos firmemente que Dios sana y hace milagros en las vidas de sus hijos, en su propio tiempo, en su propio plan y de acuerdo con su soberana voluntad y propósito. Después de haber examinado, a la luz de las Escrituras, algunas de las enseñanzas del libro Señor, necesito un Milagro, creemos que éste no es muy edificante para el crecimiento del cuerpo de Cristo, ya que éste contiene principios antibíblicos y conceptos metafísicos. Estas enseñanzas pueden confundir o desviar a muchos de los caminos de Dios después de darse cuenta que el libro no cumple lo que promete.
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