Por Qué Amo A la Iglesia (Parte 1)
Why I Love the Church (Part 1)
Tomado de Pulpit Magazine
(Por John MacArthur)
Nota de la redacción: Corrimos esta serie de artículos aproximadamente hace un año en el Púlpito. Sin embargo, a consecuencia del artículo y el debate de ayer, parece apropiado que esta serie aparezca de nuevo. Esperamos que disfrute al recordarle estas grandes verdades.
Un joven pensando en convertirse al Catolicismo Romano me escribió para explicarme por qué él pensaba en salirse del protestantismo:
“Los protestantes no parecen apreciar a la Iglesia. La Biblia describe a la Iglesia como una institución que Cristo fundó y amó. La Iglesia es todo para los católicos; y no es nada para la mayoría de mis amigos protestantes.”
De manera, en la publicación del 15 de julio de 1998 de Christianity Today (Cristiandad Hoy) incluyó un artículo por Timothy George, decano de Beeson Divinity School en Samford University: "Lo Que Me Gustaría Decirle al Papa Acerca de la Iglesia". El subtítulo del artículo: “Respondiendo a las principales críticas de los Católicos que tienen en contra de los evangélicos: Que no tenemos doctrina de la iglesia”. El Dr. George citado de un sermón por Dietrich Bonhoeffer, en el cual Bonhoeffer notó que la palabra iglesia “suena a los protestantes como una frase muy infinitamente común, más o menos indiferente y superflua, que no hace que su corazón lata mas fuerte; algo a lo cual muchas veces se le asocia con un sentido de aburrimiento”.
Seamos honestos: Hay también mucha verdad en esas críticas para descartarlos ligeramente. Los evangélicos son muy propensos a la indiferencia acerca de la iglesia. Algunos evangélicos viven al margen de la iglesia, asistiendo y observando sin que nunca realmente se conviertan en parte integral del cuerpo. Muchos que profesan fe en Cristo permanecen completamente apáticos acerca de la iglesia. Como el autor que Michael Griffiths notó:
“Una proporción alta de personas que “van a la iglesia” ha olvidado de que se trata todo. Todas las semanas asisten a los servicios en un edificio especial y experimentan su rutina particular, avalada por el tiempo, pero consideran poco el propósito de lo que están haciendo. La Biblia habla acerca de lo "la novia de Cristo" pero la iglesia hoy tiene la apariencia de una Cenicienta harapienta. Necesita reafirmar los elementos no negociables y esenciales que Dios diseñó para ser comprometida”. [God 's forgetful Pilgrims ( Grand Rapids : Eerdmans, 1978 )]
Él está en lo correcto. Peor aún, sé de personas de tiempo completo en el servicio cristiano, empleado por organizaciones evangélicas paraeclesiásticas, quienes no tienen ninguna intervención en absoluto con alguna iglesia local. Esto es para vergüenza del movimiento enteramente evangélico.
Por supuesto, el remedio para la apatía evangélica acerca de la iglesia no es un regreso a la eclesiología torcida y extrabíblica de la Iglesia Católica Romana. Los protestantes evangélicos deben acercarse a la eclesiología de la misma manera que la soteriología -desde la perspectiva de la Sagrada Escritura solamente. Desafortunadamente aun entre muchos protestantes, muchos de los conceptos populares acerca de la iglesia están cargados de tradiciones humanas, supersticiones, y otros remanentes de la Iglesia Católica medieval. La Sagrada Escritura a solas puede darnos una apreciación y entendimiento sano del verdadero papel y naturaleza de la iglesia.
Amo la iglesia. Soy amante empedernido e incurable de la iglesia. Me emociona más allá de toda expresión servir a la Iglesia. Aunque estoy también involucrado en algunos ministerios paraeclesiásticos, no intercambiaría mi ministerio en la iglesia para todos ellos juntos. La iglesia lleva el primer lugar en mis prioridades de ministerio, y todos los ministerios paraeclesiásticos a los que sirvo están subordinados, y crecen de mi ministerio en la iglesia.
De hecho, mi vida entera ha sido en la iglesia. Mi papá fue un pastor, como lo fueron mis abuelos por tres generaciones más antes de él. Así es que un amor profundo por la iglesia prácticamente corre en mi sangre.
En una serie breve de artículos próximos, voy a esbozar algunas razones bíblicas por las que amo a la iglesia.
Traducido por Armando Valdez
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