Restaurando al Descalificado
Tomado de: Pulpit Magazine
¿Debería un pastor que ha cometido adulterio ser restaurado para el ministerio?
Algunos creen que el perdón de Dios debería anular las consecuencias de todo pecado. Este asunto inevitablemente surge cuando un líder cristiano quien ha caído en inmoralidad profesa arrepentimiento y luego quiere regresar a una posición de liderazgo en la iglesia. Previsiblemente, el líder caído pretextará su caso señalando que Dios le ha perdonado de su pecado, así los pecados pasados no deberían ser un factor al considerarlo para el liderazgo de la iglesia.
Pero, el requisito bíblico básico para todos los ancianos y todos los diáconos en la iglesia es que deben estar por encima de toda crítica posible (1 Tim. 3:2, 10; Tito 1:6-7). La expresión habla de la reputación pública del líder. “irreprensible” quiere decir que no hay nada del cual él pueda ser acusado. No habla de pureza total, de lo contrario nadie podría calificar. Pero un hombre que está por encima de toda posible crítica es alguien quien cuya vida no es estropeada por cualquier defecto pecaminoso obvio o escándalo que le obstaculizará al estar delante del rebaño como un ejemplo de santidad consistente.
Algunos pecados, en particular pecados sexuales escandalosos, conllevan un reproche que no puede ser borrados aun cuando la ofensa misma es perdonada (Prov. 6:32-33). El perdón restaura a la persona para una relación correcta con Dios, pero el estigma y el escándalo del pecado algunas veces permanecen. En tales casos, un hombre puede ser perdonado y pero descalificado para el liderazgo espiritual, porque su vida no ha sido un modelo de virtud piadosa.
(El artículo del hoy fue adaptado de La Libertad y el Poder del Perdón, 66-67.)
Traducido por Armando Valdez
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