Los Atributos de Dios en la Consejería Bíblica: Bondad
Por Dave Dunham
La mayoría de las dudas acerca de Dios atacan Su soberanía o Su bondad. Cuando se trata de mal, desamor, dolor y sufrimiento en nuestras vidas, estamos tentados a cuestionar estos atributos. O Dios no puede hacer algo, o no hará algo. O no es lo suficientemente poderoso para intervenir, o no se preocupa lo suficiente para detener estos eventos. Jasmine vaciló de un lado a otro entre ambas preocupaciones. No era que su vida fuera tan terrible, en realidad era una buena vida, relativamente hablando. Sin embargo, había habido decepciones y heridas, y con el tiempo se había convertido en amargura y descontento en su corazón. “"Tal vez Dios," pensó, "no es quien yo pensaba que era. Tal vez ni siquiera exista. "Y cuando esas dudas la asustaban ella las cambiaba. “Él existe, pero tal vez Él simplemente no se preocupa por mi dolor." Ella no está sola en esas preocupaciones y pensamientos. Muchos creyentes luchan con estas mismas dudas. El atributo de la bondad de Dios, sin embargo, puede ser una invitación a mirar una vida decepcionante de manera diferente.
Habiendo explorado ya el atributo de la soberanía de Dios, ahora vale la pena considerar el atributo de la bondad. En sí mismo, la soberanía de Dios no sería tan alentadora. El supremo control y poder de Dios no estarían invitando aparte del conocimiento de Su bondad. El poder sin bondad es terror. Es importante considerar cómo la bondad de Dios hace que todos sus otros atributos sean una bendición para nosotros, y no un terror.
"Bondad" se refiere a la excelencia moral. Cuando hablamos de que Dios es bueno, estamos diciendo que Él cumple con Su propio estándar ético de perfección moral, integridad y excelencia. Dios es el estándar de lo que es bueno, y Él es consistente dentro de Sí mismo. Él exhibe Su bondad a través de las Escrituras, y a lo largo de nuestras vidas, mediante la bendición. Él da buenos dones (Mateo 7:11, Santiago 1:17). Su bondad, particularmente en los Salmos, a menudo está emparejada con Su misericordia (ver Salmo 100: 5; 106: 1; 107: 1; 109: 21; 118: 1; 136: 1). El demuestra bondad al extender misericordia a los que no son buenos.
La bondad de Dios significa que Él no sólo sabe lo que es mejor para nosotros (sabiduría), puede lograr lo que es mejor para nosotros (soberanía), sino que se deleita en hacer lo que es mejor para nosotros (bondad). Su bondad es, entonces, una invitación a venir a Él con agradecimiento, confianza y temor. Venimos abrumados por la pura maravilla de que Dios nos ama. Podemos preguntarnos, con el salmista:
¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides? (Salmo 8: 4)
Sin embargo, la Biblia revela repetidamente que este soberano omnipotente y supremo, perfectamente justo ser, piensa en nosotros. Nos ama, nos acoge, nos hace bien. Jack Cottrell ha definido muy bien esa bondad como:
Su entrega de afecto por sus criaturas que portan Su imagen y su preocupación desinteresada por su bienestar, que lo lleva a actuar en su beneficio y para su felicidad y bienestar. ( What the Bible Says about God the Redeemer , 336)
Dios busca lo mejor para nosotros.
Esto no significa que siempre experimentamos "bien" de Dios, tal como lo definimos (Job 2:10). A veces lo que Dios nos da no se siente bien, sino doloroso y duro (Hebreos 12:11). Sin embargo, en Su sabiduría Dios puede estar usando cosas dolorosas para nuestro bien (Romanos 8:28). Es esta realidad la que nos permite nuevamente procesar nuestras penas, sufrimientos, desafíos y pruebas. No es sólo la soberanía de Dios la que nos da esperanza, sino Su bondad que invita a la confianza. Dios hace el bien porque El es bueno. Podemos confiar en Él, amarlo, darle gracias, incluso en la tristeza, porque en Su bondad Él está siempre haciendo lo que es mejor para nosotros.
Podríamos pensar en ello en relación con la buena crianza de los hijos. Yo disciplino a mis hijos porque los amo. Por supuesto, no siempre lo ven así. Ellos se enojan conmigo, se burlan de mi autoridad, desafían mis decisiones y lamentan su sumisión. Pero saben que papá los ama y por eso la esperanza es que conforme el tiempo pasa lleguen a ver que ni siquiera las decisiones con las que estaban en desacuerdo, ni siquiera la angustia que sentían por haber dicho "no", se verán desde otra perspectiva. Miro detrás ahora, después de estos muchos años, y veo cómo mis propios padres eran sabios y buenos en las decisiones que hicieron. Si esto es cierto en el nivel de la paternidad humana imperfecta (donde no todas nuestras decisiones son sabias y buenas), ¿cuánto más cierto es a nivel de la relación de Dios con nosotros? Dios es bueno. Su "no" es bueno para nosotros también. Las pruebas, las decepciones, los desalientos y los dolores son herramientas para nuestra santificación en las manos de nuestro Dios bueno. La bondad de Dios puede cambiar cada experiencia difícil.
El problema para muchos de nosotros, como Jasmine, es que sólo vemos la decepción en nuestra vida. No vemos ninguna imagen más grande. Somos como niños que se pierden el gran diseño de la maduración y en cambio se centran sólo en lo que queremos, pero no obtenemos. La vida seguramente puede ser decepcionante, pero el descontento ve la vida desde la lente del centro comercial y argumenta que la felicidad sólo puede llegar si conseguimos lo que queremos. La bondad de Dios ayuda a abrir esa lente y nos da una visión más grande de la realidad, el propósito, la felicidad y la vida. La bondad de Dios nos invita a ver cómo incluso nuestras decepciones podrían ser obra de Dios para ayudarnos a encontrar una paz y una alegría mejores.
Jasmine ha luchado para ver la bondad de Dios correctamente, pero ella se acerca cada día. Al recordar lo que Él se ha revelado a Sí mismo, mientras repite la bondad de Dios en su propia vida, mientras lee su misericordia en las Escrituras, ella se acerca a comprender esta verdad. El descontento puede ser un pecado feo que consume y sacude toda nuestra fuerza. La bondad de Dios se convierte en un desafío a esa manera de pensar, se convierte en un correctivo para nuestra decepción, y un rayo de esperanza en nubes de dolor. Los consejeros usan el atributo de la bondad de Dios para invitar a un aconsejado a una perspectiva diferente sobre su vida.
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